Irán se ha convertido en el ‘factor inesperado’ que ha vuelto locos los ya de por sí inestables pronósticos económicos para 2012.

 

Si la economía global ya acusaba tensiones por una recesión inminente en Europa y una desaceleración en el ritmo del crecimiento económico en los países emergentes con mayor peso, es ahora el ‘factor Irán’ -con su desafiante política de energía nuclear- la que ha tirado la liga hasta casi romperse y colocado a la guerra en medio Oriente en un escenario con altas probabilidades de ocurrencia.

 

Los recientes movimientos diplomáticos realizados por Estados Unidos e Irán parecen ser el prólogo de un conflicto. Mientras que los estadounidenses preparan el suministro alterno del petróleo iraní para sus socios asiáticos y buscan alternativas para Europa, después de cancelar las importaciones e crudo iraní y bloquear el estrecho de Ormuz –el más importante de la región; el gobierno de Mahmud Ahmadineyad se acercó recientemente a sus socios latinoamericanos intentando formar un bloque para contrarrestar la presión internacional. Los preparativos para la guerra están en marcha.

 

Y claro, el mercado petrolero ya tomó nota de ello. Para los analistas de Goldman Sachs el barril de petróleo cotizará a 115 dólares a mediados de año, mientras que en diciembre estima que lo hará a 123.50 dólares. Sin embargo algunos analistas osados no descartan que un conflicto dispare el crudo por encima de los 150 dólares alentado por la demanda de los grandes países emergentes, especialmente de China, y por una recuperación moderada en la economía estadounidense. Lo anterior a pesar de la recesión europea.

 

Este ‘factor inesperado’ ha puesto, otra vez, de cabeza la ecuación económica que buscan los líderes europeos y estadounidenses en el corto plazo por el componente desestabilizador que implicaría Irán para los mercados financieros,  aunque los políticos hayan calculado potenciales ganancias de mediano y largo plazos.

 

La aparición del caballo negro en el escenario global –de concretarse- traerá nuevos vientos de volatilidad e incertidumbre.

 

 

SÍGALE LA PISTA…

CATARSIS. Reproduzco parte del correo que me envía Germán Fernández Capúz a propósito de “CFE, ¿Clase Mundial?” publicado aquí antier. Dice: “Tan sólo para soportar tu interesante artículo sobre la CFE. Mi experiencia personal es pésima como la de muchos amigos, conocidos y vecinos de mi colonia. La CFE me está cobrando la nada risible (¿o sí?) cantidad de $35,000.00 (treinta y cinco mil pesos). Es una cantidad absurdamente desorbitada para una casa en la que habitamos mi esposa, 2 hijos menores de edad y un servidor  (…) Al acudir a sus oficinas ubicadas en un centro comercial (Galerías Atizapán) lo que uno encuentra es un trato déspota y hostil. Su argumento es “pague ahora y después aclaramos”. Menuda respuesta. (…) Así han pasado más de 7 meses y no es posible conciliar nada (…) claro, amenazas constantes de que me van a cortar el servicio. Da lástima ver el slogan “Empresa de Clase Mundial”. (…) En fin, mi correo es un poco catártico”. Hasta aquí el correo. El caso de Germán no es único, son miles las quejas presentadas ante Profeco y otras tantas –como la de Germán- de las que nunca nos enteramos.

 

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