Hace cinco años 20 millones de mexicanos, el 20% de la población, presentaba algún tipo de enfermedad mental como estrés, ansiedad y depresión. Sin embargo, tras la crisis económica de 2009 este porcentaje se incrementó a 68%, según el Instituto Nacional de Siquiatría, Ramón de la Fuente.

 

Aunado a la crisis económica, que alteró el estilo de vida de la gente, el acelerado ritmo de vida en ciudades, como la de México, trastocó el estado anímico de los individuos.

 

A partir de 2009, el poder adquisitivo de los mexicanos se deteriora 11%, en promedio, cada año, lo cual orilla a millones de personas a modificar sus planes de vida y hábitos de consumo, enfrentándose a cierto grado de frustración.

 

En situaciones de crisis económica, como la que presenciamos desde hace dos años, una de las percepciones que priva entre la gente es el miedo a perder el empleo o bien a no encontrar uno.

 

Por un lado, quienes tienen un trabajo (el año pasado se crearon 549 mil empleos permanentes en el país, según el INEGI), viven en un estado de estrés constante por el exceso de actividades, que repercute en su estado de ánimo; mientras que los desempleados (2.5 millones de personas) viven angustiados por no encontrar una fuente laboral.

 

México es el segundo país con mayor porcentaje de trabajadores estresados, entre 30 y 40% de los empleados, según la empresa Regus. La razón es que a partir de 2009 los mexicanos trabajan un promedio de tres horas más al día, debido a que los recortes de personal en las empresas y ello ha influido también tanto en su situación personal como laboral.

 

”Los problemas que tenemos que resolver son cada vez más complicados y las herramientas para afrontarlos cada vez son más débiles, y eso provoca que perdamos el control”, dijo Lisseth Villegas, experta en salud laboral de Manpower México.

 

Agregó que en el caso de los trabajadores mexicanos no sólo es la frustración por la pérdida de su poder adquisitivo lo que los tiene en una situación de permanente enojo, sino también el que los incrementos salariales sean mínimos, la competencia, la falta de incentivos y reconocimiento, además de la falta de liderazgo entre la gente que ocupa puestos de dirección, el hecho de que tengan miedo a entrenar a las personas por temor a perder el puesto complica el ambiente dentro de la oficina.

 

Además del factor económico, el entorno urbano impactó en la psique de la gente, ya que los espacios habitacionales son reducidos e inaccesibles para el bolsillo de muchos, algunos alimentos empiezan a escasear, aunado a que el tráfico y el ruido se hacen insoportables.

 

En la parte emocional, el aumento en los divorcios y el crecimiento en los índices de personas solas que no encuentran en un compañero lo que desean aumenta el desencanto del día a día. “Debemos acostumbrarnos a vivir así”, advirtió Nelly Flores, investigadora de la Facultad de Sicología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

“Las cosas no van a cambiar y se pueden poner peor, la cuestión es tener las herramientas necesarias para enfrentar lo que venga sin explotar a la más mínima provocación. Lo que nos pasa actualmente es resultado de una falsa percepción de que siempre en tiempos difíciles las personas más agresivas son las que obtienen mejores resultados, ya sea en el trabajo o en el campo de batalla, pero la verdad es que lo más importante es ser asertivos en situaciones adversas”, comentó la experta.

 

 

Los números del miedo

10 millones de mexicanos con depresión

20 millones padecen ansiedad

40% de la población ha padecido en algún momento de su vida depresión o ansiedad

350% aumentaron los suicidios el año pasado, principalmente en jóvenes de entre 19 y 24 años y adultos mayores de 50 años

FUENTES: Organización Mundial de la Salud y Secretaría de Salud