BRUSELAS. Las amenazas de Irán de responder al embargo petrolero aprobado por la Unión Europea (UE) cerrando el estrecho de Ormuz fueron puestas en duda por varios ministros de Exteriores comunitarios, que advirtieron de que un paso de ese tipo sería totalmente inadmisible.
Casi inmediatamente después de que los Veintisiete aprobasen formalmente su embargo a las importaciones de crudo iraní, el vicepresidente de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento de Teherán, Mohamed Kousari, volvió a plantear la posibilidad de bloquear ese paso clave.
“Si los occidentales renuncian a comprar el petróleo de Irán, nosotros venderemos el crudo a otros países, pero si se produce alguna interrupción en la venta del petróleo de Irán seguramente cerraremos el estrecho de Ormuz”, aseguró el diputado.
Preguntados por las amenazas, los ministros de Exteriores británico, William Hague, y sueco, Carl Bildt, pusieron en duda que Teherán pueda realmente plantearse esa medida.
“Sería profundamente contraproducente. Les perjudicaría más a ellos que a nosotros”, aseguró Bildt a su llegada a la reunión ministerial que aprobó el embargo.
El jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, aseguró que “el cierre del estrecho de Ormuz sería una provocación de consecuencias incalculables”, mientras que la Alta Representante de la UE, Catherine Ashton, se negó a “comentar lo que digan parlamentarios iraníes”.
Hague, por su parte, consideró que un intento de bloquear el paso por parte iraní sería “ilegal” y “en vano”.
Sin embargo, para el director del centro de estudios Carnegie Europa, Jan Techau, la opción de que Teherán recurra a esa medida gana fuerza tras el veto europeo a sus importaciones de crudo.
“Antes de las sanciones les habría hecho mucho daño a ellos mismos, ahora tiene mucho más sentido”.
Según este analista, un movimiento de ese tipo desencadenaría “sin duda” una escalada de las tensiones militares en el golfo Pérsico y provocaría casi con toda seguridad una intervención militar, ya sea estadounidense, europea o de algún país de la región para restablecer el tránsito por esa vía marítima clave.
El que Irán se arriesgue finalmente a un conflicto armado dependería, según Techau, de lo golpeado que se sienta el régimen por las nuevas sanciones internacionales, sobre todo si estas provocan una reacción dentro del país contra el régimen.
La tensión en la zona es ya elevada y recientemente Estados Unidos aumentó su presencia con el envío de un nuevo portaaviones pese a las advertencias iraníes.
“Podemos mantener el estrecho de Ormuz abierto y haremos lo necesario para conseguirlo”, advirtió ayeren una entrevista en la BBC británica el embajador estadounidense ante la OTAN, Ivo Daalder.
El paso, que en su punto más angosto mide 54 kilómetros, es una vía de navegación situada en aguas territoriales de Irán y Omán por la cual transitan, cada día, un promedio de 13 buques cisterna que transportan más de 15 millones de barriles de petróleo crudo, es decir un tercio de los embarques mundiales de hidrocarburos.
Según los expertos, desde el punto de vista técnico sería sencillo para Irán bloquear el paso, pero casi todos dan por hecho que la acción desencadenaría una respuesta militar extranjera a la que el país no estaría en situación de hacer frente. (EFE)