A pocos minutos de concluida la reunión del Pleno de la Comisión Federal de Competencia, CFC, para resolver el polémico asunto de la fusión entre Iusacell y Televisa, la confusión –por decir lo menos- estalló, pero en los medios de comunicación.
Ayer miércoles El Universal afirmaba en su nota de ocho columnas que la CFC había rechazado por 3 votos contra 2 la compra del 50% de Iusacell por parte de Televisa en una nota firmada por el reportero Ramiro Alonso quien sustentaba la información en “fuentes cercanas al proceso”.
Simultáneamente al cierre del diario y hacia la medianoche, el portal en internet del semanario Proceso publicó una nota con información contraria a la que El Universal enviaba en ese momento a sus rotativas. El reportero Jenaro Villamil decía en su texto que había trascendido que “la decisión de los cinco comisionados fue autorizar la concentración, siempre y cuando se cumplan varias condiciones que garanticen la competencia en el terreno de la televisión abierta, así como reglas para la televisión restringida”
Dos medios con larga trayectoria y dos noticias exactamente contrarias sobre el mismo asunto. El Universal dijo ‘se rechazó’. Proceso dijo ‘se aprobó’. Todo un caso para analizarse.
Lo que siguió horas después fue la réplica de la información publicada por El Universal en los medios de información internacionales. Las agencias Reuters y Dow Jones siguieron la versión publicada por el diario mexicano, aunque Dow Jones señala como propia a su fuente “cercana a la transacción (…) que solicitó no ser identificada” y quien corrobora que “la CFC rechazó la alianza por tres votos contra dos, pero no entregó detalles sobre la decisión”. Posteriormente la agencia de noticias financieras Bloomberg retomó la misma información publicada por El Universal y Dow Jones.
Ante todo esto los funcionarios de la CFC dieron durante la mañana la misma información: No hay comentarios adicionales porque todo está dicho en el comunicado que se publicó el lunes por la tarde y el organismo antimonopolios seguirá el proceso que la ley establece; es decir, habrá que esperar a la notificación a los involucrados y posteriormente se publicará la resolución. Punto.
Hasta aquí el relato de los hechos.
Para entender todo este enredo de versiones contradictorias en los medios solo hay dos posibilidades:
1. Que efectivamente algún funcionario de la CFC filtró la información a la prensa con toda la intención de descarrilar el proceso de resolución. De ser así, queda la duda de cuál es la información correcta, la entregada a El Universal o a Proceso.
2. Que las empresas involucradas en la operación hayan ‘sembrado’ en los reporteros y en sus medios una resolución ‘a modo’ para contar con más argumentos –de incumplimiento del proceso- ante un potencial litigio en contra de la resolución de la CFC.
Haya sido desde dentro o desde fuera, éste fue un intento más de ‘ensuciar’ la resolución del Pleno de la CFC corroborando que efectivamente las presiones –y las artimañas- en este caso son de grueso calibre.
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