Junto con la oleada de propaganda que han usado aún antes de que arrancaran las elecciones, los candidatos a diversos puestos de elección popular han echado mano de otro recurso para dar a conocer sus reflexiones, diagnósticos e historia personal, los libros.
Los libros firmados por el senador Alejandra Barrales, Andrés Manuel López Obrador, Carlos Navarrete, Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota, pueden leerse como un recuento de su actividad reciente o una semblanza de vida o la descripción de los motores de su actividad política.
En el caso de los tres últimos también hay espacio para el culto a la personalidad, tan propio de los políticos. Peña incluye imágenes de los momentos que ha compartido con personajes como el Papa Benedicto XVI, o los premios Nobel Paul Krugman y Muhammad Yunus, quienes participaron en los foros Compromisos por México, organizados por el gobierno del estado de México que él encabezaba.
Navarrete, cuyo libro es básicamente una autobiografía, incluye fotos de sus andanzas en los diferentes partidos de izquierda, mientras Vázquez Mota acompaña cada una de las 22 entrevistas que hace a personalidades como Condoleezza Rice, secretaria de Estado norteamericana en la administración Bush o el ex futbolista español Emilio Butragueño con imágenes de las conversaciones que sostuvo con ellos.
Los precandidatos presidenciales únicos de la alianza PRI-Verde y el Movimiento progresista tienen un texto que representa una aproximación a un eventual plan de acción, o una panorámica de la manera en que aprecia los problemas del país. Así, Enrique Peña Nieto presentó a finales de noviembre México, la gran esperanza. Un Estado eficaz para una democracia de resultados, publicado por Grijalbo, un análisis de los problemas sociales y económicos del país.
Cautelosos, autor y editores anotan en el inicio del texto que éste “no es una oferta de gobierno sino un conjunto de ideas para el futuro del país y fue elaborado en estricto apego a la legislación vigente”, quizá para sobrellevar las restricciones creadas por la reforma electoral de 2007-2008.
López Obrador, por su parte, lanzó a fines de 2010 La mafia que se adueñó de México y el 2012, en el que sostiene que México se encuentra en una crisis grave y enumera quiénes son los responsables.
El texto del tabasqueño, que puede leerse como continuación de La mafia nos robó la Presidencia, publicado en 2007, su testimonio del proceso electoral de 2006. La mafia que se adueñó de México no sólo precedió a los libros de los otros aspirantes sino que supera sus ventas con creces: a pocos meses de su aparición ya había vendido 65 mil ejemplares.
En orden de aparición
Entre quienes buscan un cargo, López Obrador se destaca como el autor de más libros. Entre sus 11 títulos se encuentran Tabasco, víctima de un fraude, Fobaproa, expediente abierto, Un proyecto alternativo de nación, además de los dos ya citados. En todos los casos se trata de las denuncias contra empresarios y políticos que ha hecho, o su oferta para el 2006.
En los dos dedicados a la mafia apunta sus dardos contra los empresarios que, acusa, han actuado en su contra y han tratado de evitar por cualquier medio que llegue a la Presidencia. Antes de cambiar su discurso por el tono amoroso, dedicó fuertes adjetivos a quienes responsabiliza por los problemas del país.
A Roberto Hernández, ex propietario de Banamex y consejero de Citigroup, la institución financiera que compró al grupo Banamex-Accival, lo señala por incidir “de manera facciosa en la vida pública del país” así como de ser promotor de la campaña para detenerlo “políticamente”. Sostiene que una grabación, “difundida en agosto de 2003 por los enemigos de Elba Esther Gordillo” demuestra que la mayoría de los políticos mexicanos “no son más que achichincles de los potentados” porque el empresario pedía que se hicieran reformas estructurales como la laboral, energética, fiscal etcétera.
El siguiente en presentar un libro fue Carlos Navarrete, coordinador de los senadores del PRD, quien en octubre del año pasado lanzó De frente (Planeta 2011), la biografía de su vida, que es la de muchos, señala en las primeras páginas.
Narrado en primera persona su historia traza una línea paralela entre su trayectoria en partidos como el Socialista de los Trabajadores (PST), el Mexicano Socialista (PMS) y el PRD, y los acontecimientos políticos ocurridos entre 1988 y 2008, así como su noviazgo, el nacimiento de sus hijos y la crisis familiar desatada al saberse que tuvo dos hijos fuera del matrimonio.
También habla de los candidatos presidenciales de la izquierda, especialmente de López Obrador. Del conflicto poselectoral relata que el tabasqueño pidió a los líderes parlamentarios que no permitieran que hubiera normalidad en la ceremonia de transmisión de poderes del 1 de diciembre. Recuerda el bloqueo y las tomas de la tribuna de la Cámara de Diputados por parte de los legisladores y asegura que en ese entorno de confrontación, sus compañeros llevaron “bombas lacrimógenas” al recinto legislativo para impedir la toma de posesión.
Hacia el final, en seis páginas, hace un apretado resumen de lo que serían sus prioridades en caso de gobernar la ciudad de México, sin embargo, sus planteamientos ya no podrán ponerse en práctica, ya que abandonó la carrera por la candidatura al darse cuenta de que estaba muy abajo en las encuestas.
Diagnóstico y tropezón
Enrique Peña Nieto presentó su libro México la gran esperanza, ante escritores como Héctor Aguilar Camín y Jaime Sánchez Susarrey y Guillermo Ortiz, ex gobernador del Banco de México.
El texto, dividido en ocho capítulos, no es un programa, como lo advierte, sino la enunciación de rezagos y una serie de propósitos en abstracto para “acabar con el miedo y renovar la esperanza”. La columna vertebral es la construcción de un Estado eficaz, concepto que Peña ha expresado en diferentes.
Los apartados describen las condiciones de seguridad pública, pobreza, estado de la educación, necesidad de crecimiento, entre otros temas. Para la mala fortuna del precandidato, los positivos comentarios iniciales de quienes lo leyeron se olvidaron pronto tras el episodio de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde el mexiquense hizo una presentación ante un auditorio repleto, pero al final del acto tropezó con una pregunta normal en un encuentro donde los libros son el protagonista.
El corresponsal del periódico español El Mundo preguntó por los tres libros que habían influido en su formación y Peña Nieto no sólo no atinó a citar tres títulos sino que confundió títulos con autores y se enredó en una divagación que fue motivo de sátiras y críticas, tanto en las redes sociales y los medios de comunicación, como por parte de sus adversarios políticos.
El comportamiento en el mercado quizá va de la mano con el resbalón. De acuerdo con la editorial Grijalbo tuvo un tiraje inicial de 15 mil ejemplares que se agotó y una segunda tirada de 5 mil. Pero los testimonios de vendedores de libros en las cadenas Gandhi, El Parnaso y Fondo de Cultura Económica coinciden: cuando apareció tuvo buenas ventas pero el interés menguó.
Tras el incidente de Guadalajara, ni el precandidato ni su equipo han vuelto a hacer mención del texto.
Candidata entrevistadora
Uno de los episodios en los que Josefina Vázquez Mota ha recibido más críticas tuvo que ver con un libro. Paradójicamente no se debió a un tropezón sino al contenido y su título. Recién nombrada secretaria de Desarrollo Social por Vicente Fox se dio a conocer que era autora de un volumen llamado Dios mío hazme viuda. Etiquetado en la categoría de autoayuda también fue motivo de sátira aunque la autora no ha renegado de él.
Antes de que comenzaran la precampañas, como Peña Nieto, presentó un libro, Nuestra oportunidad. Un México para todos (Aguilar 2011), al que dedicó varios meses, según contó a los medios, integrado por entrevistas a personalidades de influencia en América Latina como Felipe González, ex presidente del Gobierno de España; Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo; Álvaro Uribe, ex presidente de Colombia, o Rosario Marín, la mujer nacida en México que fue la primer tesorera de Estados Unidos.
En el capítulo inicial la ex secretaria de Educación usa citas y reflexiones de sus entrevistados para enfatizar dos puntos: la necesidad de lograr consensos en México para mejorar los niveles de ingreso y desarrollo, y el potencial del país para superar las condiciones de pobreza y atraso que afectan a buena parte de la población.
A partir de esas citas elabora una suerte de agenda para gobernar, aunque nunca lo presenta como un programa de gobierno.
Construcción de ciudadanía, promoción del crecimiento, proyecto político común para el país son los conceptos que usa.
Ya en las entrevistas, hace una breve semblanza del personaje, cuenta cómo lo conoció y después glosa las declaraciones, sin preguntas ni anotaciones de por medio. A diferencia de los anteriores no hay reflexión final sino que el libro acaba con la última palabra del diplomático brasileño Marcel Biato.
Tesis y citas
Aunque su sitio de internet no lo consigna, Alejandra Barrales, quien aspiró a la jefatura de Gobierno del DF, presentó en enero su libro Legislar para ayudar (Fundación México Social) que, según explicó en twitter, es su tesis para obtener el grado de maestría en el Instituto Nacional de Administración Pública, y en el que explica cómo se puede profesionalizar el trabajo legislativo. El volumen comenzará a circular mañana, según informó la legisladora.
El texto tiene una particularidad: desde la primera página usa párrafos idénticos a trabajos de investigadores como Miguel Carbonell, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Por ejemplo, en la 12 se lee “Durante el siglo XIX, el federalismo mexicano sufrió, como casi todas las demás instituciones del país, varias crisis, desde el desorden fiscal que producía la duplicidad de impuestos y las trabas arancelarias entre las entidades federativas, como la presencia de cacicazgos locales, lo que dio lugar a exigencias para revertir el modelo federal y convertir a México al centralismo”. La cita es idéntica a una contenida en el trabajo “El federalismo en México: principios generales y distribución de competencia”, publicado en el Anuario de derechos constitucional latinoamericano 2003.
Las coincidencias, palabra por palabra, con textos de otros autores, son constantes en los primeros capítulos, pero las citas de pie de página no corresponden a trabajos que pueden leerse en la biblioteca digital del IIJ. Se encuentran fragmentos publicados en sitios como monografías.com o en Wikipedia. De hecho, una entrada de la Guerra de Reforma en el libro replica a la que se lee en la enciclopedia.
Consultado al respecto, el abogado Guillermo Nieto Arreola, de cuyos textos parecen haberse extraído otros fragmentos del libro, ya que también se repiten palabra por palabra considera que un autor debe hacer mención de los trabajos que usa pero no es correcto “cocinarse un trabajo hecho por un humilde profesor para sus universitarios, porque al final de mi trabajo vienen todas las fuentes… el trabajo que se ve en la red se investigó para que los alumnos comprendieran con más facilidad pero en fin, así es esto”.