Desde el 2006 Global Financial Integrity (GFI) publica un reporte mundial de flujos financieros ilícitos así como un estudio dedicado a un país donde analiza este fenómeno a profanidad . Este reporte es financiado por la prestigios Fundación Ford y entre las personas que supervisaron este documento están expertos de la talla de Moisés Naim y Lord Daniel Brennan. Para el reporte del 2011, el país seleccionado fue México dado su peso como exportador de flujos monetarios ilegales al sistema financiero global.

 

El reporte se realiza con base a una metodología de análisis estadístico sobre los flujos de dinero contrastado con el valor de las exportaciones e importaciones que se realizan en el país, y descontando el pago de los impuestos. De esta manera se puede estimar los montos de dinero que entran al sistema financiero global sin haber pasado por una cadena de valor económica o haber pagado impuestos. Es decir dinero cuyo origen es de dudosa procedencia y se puede presumir como utilidades ilícitas.

 

Una malversación de fondos destinada a la Sierra Tarahumara y depositada en una cuenta en Andorra, podría ser el caso de una transacción inscrita aquí.

 

El reporte concluye que el flujo ilícito de capital se ha elevado de forma significativa, pasando de alrededor de mil millones de dólares en 1970 a 68 mil millones en 2010, alcanzando un máximo en 2007 con 91 mil millones de dólares.

Esto demuestra que la capacidad del crimen organizado y del dinero de dudosa procedencia pueda ingresar al sistema financiero mexicano ha aumentado drásticamente. México es el segundo lugar después de China y le sigue Rusia, con 65 mil millones de USD en 2010.

 

Durante la década pasada, los flujos ilícitos representaron en promedio el 6% del PIB. Los flujos ilícitos le roban a México fondos necesarios para nutrir el crecimiento económico y reducen el ingreso fiscal que el gobierno necesita para financiar escuelas, hospitales, infraestructura, y los programas sociales.

 

Los investigadores atribuyen que parte de estos recursos se deben a la facturación fraudulenta en importaciones y exportaciones, y a las actividades de corrupción y negocios ilícitos que existen en el país. Los modelos utilizados por GFI no pueden detectar las transacciones en efectivo, las cuales son utilizadas por el crimen organizado lo tanto los estimados presentados son extremadamente conservadores.

 

Sin embargo, datos de la Reserva Federal de EU sobre el numero de dólares que son enviados cada mes de regreso al Banco Central indican la facilidad con que el dinero en México entra al sistema financiero. México es de los pocos países que envía billetes en dólares de regreso para ser depositados en las cuentas a favor de México.

 

El lavado de dinero a pesar de ser una pieza fundamental en el combate al crimen organizado, no es una prioridad en esta administración. Hay tres unidades de lavado de dinero en SHCP, PGR y SPPF, y como todo el gabinete de seguridad su coordinación es nula. A su vez la unidad de la SHCP no cuenta con personal para hacer investigaciones de campo y muchas veces la información del SAT que es de vital importancia puede tardar hasta 3 semanas en ser entregada, para su análisis.

 

La relación de estas unidades con el poder judicial no es muy buena, y en lugar de ofrecer capacitación a los jueces, MP y sector financiero la estrategia parece ser de buscar enfrentamientos con ellos. El Banco de México también tiene un papel importante y es el de proveer información.

 

Cada mes se debería de publicar la lista por estado donde se reciben la mayor cantidad de dólares en billetes y en esa lista veremos que estados como Sinaloa o Tamaulipas ocupan un lugar alto en la tabla, a pesar de no recibir tantos turistas, como el caso de Quintana Roo.

 

Esta descoordinación sólo beneficia al crimen organizado que además de contar con una plataforma logística para la elaboración y trasiego de drogas, también tiene en México un lugar para exportar sus ganancias ilícitas a los mercados financieros internacionales.

 

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