LONDRES. El Reino Unido anunció que enviará en los próximos meses a las Malvinas uno de sus barcos de guerra más modernos, un destructor Tipo 45, en plena escalada de tensión con Argentina por la disputa de la soberanía de las islas.
Según el Ministerio de Defensa, el despliegue del destructor “HMS Dauntless”, equipado con misiles antiaéreos de alta tecnología Sea Viper, estaba programado desde hace un año, pero coincide con la “subida de tono” de la retórica de los Gobiernos británico y argentino sobre las islas.
Un portavoz del Ministerio británico de Defensa aseguró que es “pura coincidencia” que el destructor sea enviado en este momento y recalcó que la Royal Navy (Marina) siempre ha tenido presencia en el Atlántico Sur.
“La Royal Navy ha tenido una continua presencia en el Atlántico Sur durante muchos años. El despliegue del HMS Dauntless al Atlántico Sur estaba planeado desde hace tiempo, es algo totalmente rutinario y reemplaza a un barco de patrulla”, puntualizó.
El “HMS Dauntless”, que sustituirá a la fragata británica “HMS Montrose”, es uno de los seis nuevos destructores Tipo 45 que cuenta la Marina y está equipado con un avanzado sistema de navegación que hace difícil que pueda ser detectado por radar.
El anuncio de su despliegue coincide con la próxima presencia en las islas del príncipe Guillermo, tercero en la línea de sucesión a la Corona británica, para realizar un entrenamiento como piloto de helicópteros de rescate durante el mes de presencia.
La presencia del nieto de la reina Isabel II en las islas es particularmente sensible para Argentina, que reclama la soberanía de las Malvinas desde enero de 1833.
En 1982, los dos países libraron una guerra por la posesión de las Malvinas, que empezó después de que los militares argentinos ocupasen las islas el 2 de abril de ese año y terminó dos meses después -el 14 de junio- con la rendición argentina.
Las relaciones angloargentinas atraviesan por un momento de fuerte tensión, después de que varios países latinoamericanos decidieron bloquear la entrada a sus puertos de barcos con bandera de las islas del Atlántico Sur.
En una cumbre celebrada en diciembre en Montevideo, los países del Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- acordaron impedir el acceso de estos buques.
El Gobierno británico volvió a insistir que la soberanía de las islas “no es negociable” y que siempre respetará la autodeterminación de las 3 mil personas que viven en las islas.
El viceministro británico de Exteriores, Jeremy Browne, dijo durante un debate parlamentario que su país no necesita aprobar una legislación que incluya el deseo de autodeterminación de los isleños porque este principio está contenido en la carta de la ONU y en el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos.
“Merece la pena poner énfasis en este punto, (la autodeterminación) está contenida en la constitución de las islas Falkland (como llaman los británicos a Malvinas)”, puntualizó.
“No corresponde al Reino Unido decidir la suerte de las Falkland, es su derecho decidir dónde está su soberanía y eso no cambiará”, añadió Browne, que viajará a las islas en junio para el aniversario del final de la guerra.
Pese a esta tensión, Browne destacó la importancia de fortalecer los lazos con Argentina y dijo que su Gobierno está dispuesto a mantener un contacto con la nueva embajadora argentina en Londres, Alicia Castro, que ha recibido el plácet del Reino Unido.
El Reino Unido quiere una “relación constructiva” con Argentina en asuntos como cambio climático, comercio, energía, transporte, deporte, educación y cultura, puntualizó el político.
Hace dos semanas, el primer ministro británico, David Cameron, informó al Parlamento de que había convocado al Consejo Nacional de Seguridad de su país para tratar la situación en el Atlántico Sur y acusó a Argentina de “colonialismo” por reclamar la soberanía.
En respuesta a esta afirmación, el Gobierno argentino consideró “ofensiva” la declaración de Cameron, quien insiste en respetar la voluntad de los isleños de mantener la soberanía británica.
En el conflicto bélico de 1982 murieron 255 militares británicos y más de 650 argentinos. (EFE/Viviana García)