El empresario Iván Barona se quedó nuevamente con las ganas de ser el dueño de Mexicana, pues unas horas después de que le dijeron que ya estaba todo listo para que le fuera aceptado un depósito por 250 millones de dólares y se formalizara el compromiso de rescate de la aerolínea, el juez rector del concurso mercantil anunció que Med Atlántica, la empresa que representa Christian Cadena, ya había entregado un cheque por 300 millones de dólares.

 

El lunes por la noche, Iván Barona estuvo con el juez Felipe Consuelo Soto. Eran aproximadamente las 21 horas cuando terminó la reunión. El empresario fue a preguntarle qué había pasado con su oferta, pues el plazo para declarar la quiebra o el rescate vence el próximo viernes 10 de febrero. El encargado de decidir si desaparece o no la empresa le dijo que pronto habría buenas noticias. Esperaban que esta misma semana la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) aceptara por fin su oferta, después de todas las condiciones que les impusieron para tomar el control de la compañía.

 

El último escollo era confirmar los fondos en un banco mexicano, después de varios meses de intensas negociaciones, la presentación de un plan de negocios, la revisión de los hombres que estarían en el consejo de administración y otras cláusulas que la SCT les pedía. En público y en privado, los representantes del gobierno fexigían ver las pruebas de que el dinero existía.

 

El pasado 29 de noviembre, a las 14 horas con 25 minutos, ante la secretaria del Juzgado Décimo Primero de Distrito en Materia Civil del Distrito Federal, compareció Iván Barona Ramírez, identificándose con su pasaporte, para solicitar que José Gerardo Badín Cherit, en su carácter de administrador de la concursada y conciliador, se presentara en Banco Santander Mexicano para verificar la prueba de fondos.

“Para la adquisición de Mexicana de Aviación, sociedad anónima de capital variable y las demás empresas filiales a Nuevo Grupo Aeroportuario, sociedad anónima de capital variable (…) Todo lo anterior de la forma más discreta y con el debido sigilo, dada la confidencialidad que debe observarse respecto a mis datos personales y financieros”, indica un documento en poder de 24-HORAS.

 

Esto sucedió después de que Iván Barona le presentó al juez Felipe Consuelo un borrador de la prueba de fondos que estaba lista para llenarse en el General Equity, un banco privado con sede en Nueva Zelanda.

 

Era la confirmación que International Mining Traders, empresa de Barona, tenía listos para transferirse a un banco mexicano 250 millones de dólares, a favor de Nuevo Grupo Aeronáutico.

 

El juez Felipe Consuelo hizo algunas observaciones al borrador, por ejemplo, las empresas que debían incluirse como beneficiarias del depósito y le pidió a Barona que así se llenara la prueba de fondos (Proof of Funds).

 

Eso sucedía en noviembre, en secreto, como habían acordado, unos días después de que el entonces titular de la Secretaría del Trabajo, Javier Lozano, anunciaba por medio de twitter que la compra de Mexicana había fracasado.

 

“Michael Shamis (sic) acaba de entregar al juez y al conciliador carta en la que informa a Iván Barona que da por terminada su relación”, escribió Lozano el 22 de noviembre. “Que conste que yo se los dije, trabajadores de Mexicana. Hasta no ver no creer. Ya tronó Shamis (sic) con Barona y los activos CMA se desvanecen”, tecleó 54 minutos después.

 

La Compañía Mexicana de Aviación dejó de volar el viernes 27 de agosto de 2010 y desde entonces busca un inversionista que la capitalice y la ponga de nuevo en los cielos.

 

Como informó 24-HORAS, el libanés Michael Chamas ofreció prestarle 400 millones de dólares al mexicano Iván Barona para concretar la operación.

 

Éste es uno de los 29 grupos que en algún momento mostraron interés en la aerolínea, pero que tampoco pudieron comprar la empresa

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Desde mayo habían intentado acercarse a las autoridades para hacerles la oferta formal. Michael Chamas viajó varias veces desde Dubai o Zúrich para negociar con la SCT, y en varias ocasiones lo dejaron plantado.

 

Fue hasta principios de noviembre del año pasado en que aceptaron tomarlo en serio, y gracias a que el juez del concurso mercantil de Mexicana, Felipe Consuelo Soto, intervino al hacer público el mal trato que recibían los representantes de este inversionista en Comunicaciones y Transportes. Así como las presiones que sufrían los trabajadores que manifestaban su molestia por no tener noticias del proceso, y exigían saber por qué no recibían a los potenciales compradores.

 

Por medio de un comunicado, Gerardo Badín, conciliador y administrador de la empresa, informó en noviembre que el representante en México de Michael Chamas, fondeador de Barona, le entregó al juez que lleva el proceso, Felipe Consuelo, documentos en los que señala que no se encontraron las condiciones para seguir apoyando el proceso de capitalización.

 

“Por tanto, se da por terminada la participación entre ambos para este plan”, indica. “Los grupos que siguen manifestando interés en la capitalización de la aerolínea, continúan en el proceso dentro de los tiempos establecidos para la capitalización de Mexicana de Aviación”.

 

Lo cierto es que en secreto continuaban negociando la compra, cerrando totalmente el proceso a la opinión pública.

 

“A lo que el Juez Acuerda”, dice el oficio del 29 de noviembre, “Como lo solicita el compareciente, se ordena que de inmediato comparezca el conciliador, a efecto de recibir de manera confidencial copia del documento exhibido en este acto, para verificar la prueba de fondos ante el Banco Santander Mexicano; en el entendido que deberá conducirse con el mayor sigilo y discreción, dada la confidencialidad que debe observarse respecto a los datos personales y financieros de Iván de Jesús Alex Barona Ramírez”.

 

En secreto, Iván Barona se quedó esperando otra vez que le abrieran la puerta a su oferta. Hasta que amaneció el martes y recibió una llamada que le pidió encender el radio. Escuchó ahí que el Juez anunciaba que Christian Cadena, de Med Atlántica, ya depositó 300 millones de dólares en un fideicomiso para el rescate de la empresa.