Guerra suciaLa batalla por la candidatura presidencial enfrenta a los panistas, y a unas horas de que se decida quién lo abanderará, la amenaza de una fractura trae a la memoria la advertencia que Felipe Calderón hiciera en sus años como presidente nacional de ese partido: “No podernos permitir que, al ganar el poder, perdamos al partido”.

 

A tal punto se ha tensado y contaminado el ambiente, que el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, hizo un llamado a los precandidatos presidenciales Ernesto Cordero, Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota, a sus equipos de campaña y simpatizantes a mantener la cordura y la sensatez en la jornada electoral de hoy 5 de febrero.

 

Por décadas, una de las reglas de oro de los panista fue que sus discusiones y sus disputas no traspasaran las paredes de las oficinas de sus protagonistas. Hoy, el proceso interno para la selección de su candidato presidencial y a otros puestos de representación popular, muestra el encono y una guerra sucia que parece abandonar los ideales blanquiazules del bien común, la dignidad humana y el espíritu democrático.

 

La lucha por el poder entre los precandidatos presidenciales los ha llevado no sólo a las mentiras, insultos y descalificaciones, sino a violentar la legislación electoral y a recurrir hasta al delito de espionaje telefónico.

 

El proceso comenzó con la presunción de Madero de tener diez aspirantes a la candidatura presidencial, que en la realidad mostraban bajo impacto en las encuestas, y con la idea manifestada por el presidente Calderón de que el PAN podría postular a “un distinguido miembro de la sociedad civil”, lo que habló del fracaso panista para construir líderes capaces para ser alternativa a cualquier nivel de gobierno, particularmente a la presidencia de la República.

 

Finalmente, echaron mano de lo que se tenía y después de varios titubeos por parte de la dirigencia nacional panista, la batalla comenzó.

 

En el tercer foro público que organizó la Fundación Rafael Preciado, el 8 de diciembre pasado, Cordero y Vázquez Mota tuvieron su primer choque público. Él le reclamó a ella su incapacidad como coordinadora parlamentaria en San Lázaro para resolver una agenda legislativa “que le hubiera hecho bien a la sociedad mexicana”. Ella reviró, diciéndole que como secretario de Desarrollo Social aumentó la pobreza alimentaria y la pobreza extrema que ella en ese mismo cargo había logrado disminuir.

 

Mas tarde en entrevistas por separado, Josefina reprochó haberle ayudado a Cordero como secretario de Hacienda a sacar adelante el presupuesto de la Federación, incluso dijo que él le llamó para agradecerle “que lo había salvado”. Cordero contestó que Josefina mentía una vez más como cuando aseguró que Luis Carlos Ugalde entonces presidente del IFE le había llamado a las 9 de la noche del 2 de julio de 2006 para decirle que Felipe Calderón había ganado la elección presidencial.

 

Después de los traspiés en la conducción del proceso interno panista por parte de la dirigencia nacional, como la cancelación de la famosa “encuesta indicativa”, vino el primer debate (17 de enero). Cordero intentó provocar a la puntera en las encuestas. No lo consiguió, pero si cuestionó la falta de lealtad al presidente de la República : “A mi me hubiera gustado ver a la diputada Vázquez Mota defender las políticas del presidente Calderón desde la tribuna”.

 

Sin embargo, desde ese momento la guerra sucia se desató.

 

En redes sociales como twitter se difundieron varios videos, como uno en el que hacen alusión al supuesto problema de alcoholismo de Vázquez Mota en el que se le apoda Chupina; u otro en You Tube que muestra otra imagen de la precandidata con el cuerpo de la malvada reina de Blanca Nieves, en un cintillo se leía: “Si tienes dignidad renuncia”.

 

La contraparte a Ernesto Cordero, difundió un video con audio del secretario de Gobierno de Sonora, Roberto Romero, pidiendo a funcionarios panistas “apoyar” al proyecto del ex secretario de Hacienda.

 

Otra grabación exhibió a una delegada del Instituto Nacional de Migración en Puebla, Rocío Sanchez, ofreciendo “apoyos económicos” para quienes induzcan el voto a favor de Cordero. Una tercera queja que se presentó junto con las dos anteriores a la Comisión Nacional de Elecciones, fue la del supuesto reparto de despensas por parte de corderistas también en Puebla.

 

El segundo debate (31 de enero) fue ocasión para que Cordero, y también Santiago Creel, enfilaran sus baterías hacia la puntera de las encuestas. Cordero dijo que como diputada federal fue la que menos asistencia tuvo en las votaciones de los 500 diputados. Ella contestó que el presidente Calderón le había agradecido la labor a favor del PAN y de México. Creel la criticó porque en su etapa de secretaria de Estado no incluyo en su equipo ni a panistas ni a mujeres y por no querer abordar el tema de los monopolios como obstáculos al desarrollo económico.

 

El remate en esta guerra sucia, es la intervención telefónica que como tal constituye un delito. Un audio atribuible a Josefina Vázquez en la que llama “patán” a Ernesto Cordero y otro más en el que supuestamente Germán Martínez, ex presidente nacional del PAN y Roberto Gil Zuarth se cuentan un chiste a costa de los fallecidos Juan Camilo Mouriño y José Francisco Blake Mora, en el que ambos personajes ponderan la frase: “Estaríamos mejor con López Obrador”.

 

En esta guerra por el poder, como lo predijo al que llaman el último doctrinario en la cúpula del PAN, Felipe Calderón, lo que está en juego es el partido.