Las modelos estadounidenses formaron una asociación para garantizar sus derechos laborales y protegerse de los abusos sexuales, la explotación infantil y la falta de transparencia económica, con vistas a hacerse oír en la Semana de la Moda de Nueva York, que comienza este jueves.
Sara Ziff, que ahora tiene 29 años e inició su carrera como modelo a los 14, es la promotora de Alianza de Modelos, una organización sin ánimo de lucro que pretende “dar voz a las modelos en su lugar de trabajo y mejorar sus condiciones laborales en lo que ahora es una industria sin casi ninguna regulación”, según afirma hoy en su página web.
“Durante demasiado tiempo se han ignorado los abusos que la industria de la moda practica sistemáticamente sobre sus trabajadores. Las carreras de las supermodelos no son representativas de la realidad de la mayoría, que son modelos jóvenes, mujeres y excepcionalmente vulnerables”, recordó Ziff.
Uno de los problemas a los que esta organización pretende hacer frente es la edad tan temprana a la que muchas modelos comienzan sus carreras.
Una encuesta realizada a 241 modelos de Nueva York y Los Ángeles, de las que 85 respondieron, arrojó el dato de que el 54.7 % había empezado a trabajar entre los 13 y los 16 años, el 37.3 % lo había hecho entre los 17 y los 20 y sólo el 6.7 % había iniciado su carrera a partir de los 21.
Además, el 52 % de las modelos menores de 18 años no iba nunca o casi nunca acompañada por sus padres a los castings o a las sesiones de trabajo.
“Esta desprotección cuando todavía son adolescentes las hace especialmente débiles ante las presiones para que se mantengan delgadas y favorece que padezcan desórdenes alimenticios” , denunció Ziff.
Así, la misma encuesta revelaba que el 31.2 % de las modelos había sufrido trastornos de este tipo, que al 64.1 % sus agencias les habían ordenado en alguna ocasión que perdieran peso y al 48.7 % les habían restringido las raciones de comida durante periodos cortos de tiempo.
Además, la Alianza de Modelos constató que la salud de estas mujeres se ve afectada en otras áreas, ya que el 68.3 % sufría ansiedad o depresión y el 76.5 % se han visto expuestas a las drogas o al alcohol en el trabajo, mientras que el 28,8 % trabajaba sin seguro médico.
Otro de los grandes caballos de batalla de la asociación es el del acoso sexual, que va desde la falta de privacidad en los probadores cuando las modelos se están cambiando de ropa (lo que constituye un problema para el 60.5 %) hasta las presiones para mantener relaciones sexuales a cambio de conservar un trabajo, de las que fueron objeto el 28%.
“Y lo que empeora esta situación es que ésta es una industria que se nutre de niñas que trabajan sin vigilancia, en ocasiones lejos de casa, lo que es un incentivo para que no digan nada y crea un ambiente de coerción que es ilegal”, señaló Ziff.
Ejemplo de esto son historias como la de la modelo Dana Drori, que ha trabajado para Clarins o L’Oreal y que, en el foro de la asociación, cuenta cómo a los 15 años tuvo que posar a solas para un fotógrafo canadiense en su apartamento, vestida sobre su cama con una americana desabrochada y unos vaqueros del propio fotógrafo.
“Aunque este conjunto (de ropa) me hacía sentir incómoda, accedí. Fue la primera vez que dije sí a algo cuando habría preferido decir no” , asegura Drori, quien añade en su testimonio que “los momentos incómodos nunca han desaparecido”.
A esto se suma la falta de transparencia económica, ya que, según Ziff, “muchos de los modelos que consigan desfilar en la Semana de la Moda de Nueva York nunca cobrarán, trabajarán gratis o a cambio de ropa”.
La Alianza de Modelos trabaja en colaboración con la Facultad de Derecho de la Universidad de Fordham, que ofrece asesoramiento legal, y con el Consejo de Diseñadores de Moda de Estados Unidos (CFDA, por sus siglas en inglés), que promueve unos patrones de alimentación saludable entre las modelos.(EFE)