El gobierno de Estados Unidos cerró su embajada en Damasco y retiró a todo su personal diplomático de Siria, según anunció el Departamento de Estado.
“La violencia reciente, incluidos los estallidos de bombas en Damasco el 23 de diciembre y el 6 de enero, causó graves preocupaciones en el sentido de que nuestra embajada no está suficientemente protegida de un ataque armado”, señaló en un comunicado la portavoz, Victoria Nuland.
La portavoz indicó que el embajador Robert Ford “ha salido de Damasco, pero sigue siendo el embajador de Estados Unidos ante Siria y su pueblo”.
“Como representante del presidente (Barack Obama), el embajador continuará su trabajo y su contacto con el pueblo sirio como jefe de nuestro equipo para Siria en Washington”, añadió Nuland.
Añadió que Ford y otros funcionarios de EU mantendrán sus contactos con la oposición y su apoyo “para una transición política pacífica por la cual el pueblo sirio ha luchado con tanto coraje”.
El Departamento de Estado emitió, simultáneamente, una alerta a los ciudadanos estadounidenses acerca de los peligros de viajar a Siria.
“Seguimos con mucha preocupación la escalada de violencia en Siria causada por el desafío descarado del régimen (del presidente Bachar al Asad) al plan de acción que había acordado con la Liga Árabe”, continúa el comunicado de Nuland.
“El deterioro de la situación de seguridad que ha conducido a la suspensión de nuestras operaciones diplomáticas deja en claro una vez más la senda peligrosa que ha elegido Asad y la incapacidad de su régimen para controlar plenamente Siria”, sostuvo la funcionaria estadounidense.
La embajada de Estados Unidos ya había reducido su dotación de personal en los últimos meses y quedaban solo 17 funcionarios en ese país.
La presión internacional en contra del veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad se dejó ver en la canciller alemana, Angela Merkel. En una declaración leída por un portavoz oficial en Berlín, la canciller acusó a los gobiernos de Moscú y Pekín de ser responsables de que siga habiendo derramamiento de sangre en Siria y calificó el veto de duro revés para los esfuerzos de estabilización de la región.
“Los dos países asumen la responsabilidad de que el derramamiento de sangre en Siria continúe”, dice la declaración.
Merkel considera que el presidente Bachar El Asad ya no tiene “nada que buscar” al frente de los destinos de su país y agrega que el Consejo de Seguridad debe apoyar y no entorpecer los esfuerzos de la Liga Árabe por lograr una fórmula de transición en Siria.
Por su parte, el Gobierno británico se unió a Alemania al condenar a la “incomprensible e inexcusable” decisión de China y Rusia de vetar una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas contra la represión en Siria.
Un portavoz de Downing Street, residencia del primer ministro británico, David Cameron, calificó de “tragedia” lo que está sucediendo en Siria y criticó en los términos más firmes la decisión de China y Rusia.
“Rusia y China están protegiendo un régimen que está matando a miles de personas. Su posición es incomprensible e inexcusable”, señaló el portavoz oficial británico.
El veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impidió este fin de semana una respuesta unida ante la violenta represión que el régimen sirio de Bachar al Asad ejerce contra su población.
La resolución buscaba una salida a la crisis siria mediante el apoyo al plan de transición de la Liga Árabe y condenaba la violencia del régimen de Damasco contra la población civil.
Tras el veto en la ONU, Londres va a estudiar “cómo podemos trabajar con otros países, tanto a nivel internacional como en la región, para apoyar el plan de la Liga Árabe”, apuntó hoy el portavoz de Downing Street, al tiempo que expresó su deseo de que China y Rusia “reconsideren su posición”. EFE