Además de las emociones placenteras que produce, besar aporta múltiples beneficios para la salud, pero también implica riesgos. La saliva, aunque es agua en 95%, es portadora de enfermedades como la gripe, herpes, varicela, sarampión, escarlatina, hepatitis tipo B y paperas, entre otras.

 

 

Se estima que durante un beso cambian de dueño unos 40 mil microrganismos, algunos son inofensivos, pero otros causan padecimientos más severos que son incurables. “La boca es más sucia que la suela de un zapato, y hay enfermedades que viajan a través de la saliva”, aseguró Alfredo Sakar Allende, vocero de la Asociación Dental Mexicana (ADM).

 

 

Es el caso de las infecciones periodontales, o de las encías, que han afectado a 92% de la población. Cuando no existe una atención dental adecuada y oportuna, la afección viaja durante un beso a las encías de la otra persona.

 

 

Los diferentes tipos de herpes también viajan a través de la saliva: el más común es el llamado Epstein Barr, causante de la mononucleosis infecciosa, mejor conocida como la “enfermedad del beso”.

 

 

Se trata de un padecimiento infeccioso agudo que se manifiesta por síntomas como dolor de cabeza; fiebre; malestar general y cansancio; manchas rojizas en la piel similar a las reacciones alérgicas; inflamación de las amígdalas que simulan una amigdalitis purulenta; inflamación de los ganglios en todo el cuerpo (los del cuello son los mas visibles); inflamación del hígado y del bazo; etc.

 

 

La enfermedad afecta principalmente a jóvenes de ambos sexos de entre 15 y 25 años y más raramente a adultos jóvenes mayores de 35 años. Se transmite a través de la saliva, en la que se mantiene el virus vivo por varias horas. Son frecuentes los contagios endémicos entre adolescentes en instituciones educativas. Sin embargo no es muy contagiosa y su incidencia anual es menor de 15% en el grupo de estudiantes, más susceptibles de padecerla. La eliminación del virus, sin que el individuo tenga síntomas, puede ocurrir varios meses después de la infección.

 

 

La varicela es causada por una familia de los virus del herpes, y también se contagia por la saliva, por lo que besar a la pareja durante las dos semanas que dura la enfermedad seguramente la dejará en cama con ronchitas y mucha comezón.

 

 

También está el herpes oral simple que causa erupciones conocidas como “fuegos” en los labios. Este virus generalmente se contrae durante la infancia y no tiene cura; a lo largo de la vida se mantiene latente, con apariciones esporádicas. Se calcula que hasta 90% de las personas desarrollan anticuerpos contra el virus del herpes simple en la edad adulta.

 

 

Debido a su alta incidencia es preferible evitar los besos desde que aparecen los primeros síntomas (laceraciones con pequeñas vesículas rodeadas por un halo rojo) hasta que se hayan curado completamente.

 

 

Pero besar también puede ser el medio de transmisión de padecimientos más severos como la hepatitis B. Una persona podría contagiarse si tiene alguna infección que haga sangrar sus encías o presenta una herida que no se haya curado. La sangre se mezcla con la saliva y viaja de una persona a otra durante el beso, transmitiéndole el virus, por lo que se deben evitar los besos hasta que la sanación sea completa.

 

 

No obstante los riesgos, Sakar Allende destacó la importancia de mantener una buena higiene bucal. La saliva producida por una boca sana también lleva enzimas y anticuerpos que contribuyen a una limpieza bucal profunda –con un beso apasionado-, así como a combatir un gran número de padecimientos.

 

 

Además, al besar se ejercitan los 34 músculos de la cara, se liberan endorfinas y oxitocina, relacionadas con las emociones positivas que generan un fuerte vínculo en las parejas. “Hay que lavarse los dientes, utilizar hilo dental, enjuague bucal, evitar las infecciones y entonces sí, a besar se ha dicho”, concluyó el dentista.

 

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