En la PGR están vacantes, por lo menos, el 13% de las plazas de mayor responsabilidad en los mandos medios y altos, lo que se traduce en 328 puestos vacíos. Esto se desprende del directorio del personal de la PGR, que sólo incluye a ese tipo de cargos, que constituye la mitad de la dependencia, y que, de acuerdo con la misma página de la institución, está actualizada al día.

 

Los cargos que están sin cubrir, de acuerdo con el listado, van desde directores, subdirectores, jefes de área, coordinadores, asesores y abogados. Estas plazas no están ocupadas en áreas como la dedicada a evaluar al personal de la PGR, la de delitos cometidos por servidores públicos o en delegaciones regionales como Zacatecas, Tabasco, Michoacán, Baja California, Nuevo León, Chiapas, Oaxaca, Campeche y Veracruz, por ejemplo, así como algunos cargos en el exterior, como España, Texas y Guatemala, por mencionar algunas.

 

En algunos casos el trato, en otros la falta de apoyo en los casos, la falta de definición en las políticas sobre los casos o incluso la negativa a contratar mayor personal han provocado que en los últimos dos meses, entre diciembre y enero, hayan renunciado más de 30 funcionarios de diferentes áreas y niveles de responsabilidad.

 

Cuando Marisela Morales fue designada titular de la PGR, se reunió con los subprocuradores y primeros cuadros de la institución, a quienes pidió trabajo, compromiso y honestidad. En ese momento no había hecho algún nombramiento, sólo pidió a los titulares de las áreas que le entregaran cuáles eran los logros alcanzados, las metas que faltaban y los temas sensibles en cada área.

 

La nueva procuradora se llevó el material para revisarlo en las vacaciones de Semana Santa y a su regreso hizo los primeros cambios; los más importantes fueron los nombramientos de las dos subprocuradoras y de su equipo cercano que incluía asesores y asistentes.