El papa Benedicto XVI otorgó hoy a cada uno de los veintidós nuevos cardenales iglesias de Roma o diaconías, que simbolizan la participación de los purpurados en el cuidado de la ciudad, de la que él es obispo.

 

Debido a que el número de cardenales es ya tan elevado que no bastan las monumentales iglesias de la Roma antigua, el pontífice ha tenido que recurrir a las iglesias y diaconías de la periferia de la capital y a las de nueva construcción para asignarlas a los nuevos purpurados.

 

Al cardenal español Santos Abril y Castelló, que es arcipreste de la basílica papal de Santa María la Mayor y vicecamarlengo de la Iglesia Romana, le concedió la diaconía de San Ponziano, en la zona norte de Roma.

 

Al brasileño Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, le otorgó la diaconía de Santa Elena en Porta Prenestina, en la zona este.

 

Al portugués Manuel Monteiro de Castro, que fue nuncio en España, le asignó la diaconía de San Domingo de Gúzmán.

 

A los purpurados italianos, todos ellos miembros de la Curia Romana, Fernando Filoni, Antonio María Veglio, Giuseppe Bertello y Francesco Coccopalmerio les entregó, respectivamente, las diaconías de Nuestra Señora de Coromoto en la plaza de San Juan de Dios, de San Cesáreo en el Palatino y la de Los Santos Vito, Modesto y Crescencia.

 

Al estadunidense Edwin Frederick O’Brien la diaconía de San Sebastián al Palatino, al italiano Domenico Calcagno la de la Anunciación de la Beata Virgen María en la Vía Ardeatiana y al italiano Giuseppe Versaldi la de Sagrado Corazón de Jesús en Castro Pretori.

 

Al belga Julien Ries la diaconía de San Antonio de Padua en la Circunvalación Appia, al maltés Prosper Grech la de Santa María Goreti y al alemán Karl Josef Becker la de San Julián Mártir.

 

A los otros nuevos cardenales les asignó un “título”, es decir una iglesia: al indio George Alencherry la de San Bernardo a las Termas, al canadiense Thomas Christopher Collins la de San Patricio, al checo Dominik Duka la de San Marcelino y Pedro, al holandés Willem Jacobus Eijk la de San Calixto y al estadounidense Timothy Michael Dolan la de Nuestra Señor de Guadalupe a Monte Mario.

 

Al alemán Rainer María Woelki le otorgó la de San Juan María Vianney, al chino John Tong Hon la Regina Apostolorum y al rumano Lucian Muresan la de San Atanasio. EFE