Con todo el amor que ahora lo rodea, mientras se reconcilia con los empresarios y reniega de su antiguo hombre de confianza, René Bejarano, Andrés Manuel López Obrador no ha logrado remontar del tercer lugar en las encuestas y empieza a separarse de un segundo lugar en crecimiento que hasta ahora ocupa Josefina Vázquez Mota.

 

De hecho, a pesar de haber desplegado una de las más intensas precampañas que se hayan visto en los últimos meses, aún antes ser electo “candidato de las izquierdas”, lo mismo con recorridos constantes por el país, gabinetes adelantados, reuniones con sectores sociales y entrevistas en medios, el tabasqueño, según la mayoría de las encuestas publicadas, incluidas las más recientes, sólo habría crecido un punto porcentual en intención del voto; del 19% que obtuvo en las encuestas con las que ganó la candidatura de las izquierdas al 20% que le otorgan en promedio distintas casas encuestadoras, la más reciente ayer de El Universal.

 

Pero no es la única que lo sigue ubicando en los mismos porcentajes con los que arrancó; Consulta Mitowskky en su último reporte mensual le da 18% contra 24% de Vázquez Mota y 40% de Peña Nieto. Otras empresas como Parametría, en su última encuesta presidencial de enero le otorga 23% de preferencia contra 28% de Josefina y 49% de Peña, mientras que GEA-ISA le dio en enero, en su última encuesta nacional, 17% por 21% de Vázquez Mota y 51% de Peña Nieto.

 

Hasta ahora sólo una casa encuestadora, Covarrubias y Asociados, ubica a Andrés Manuel López Obrador en el segundo lugar de la contienda. En su último sondeo, de febrero, da una preferencia efectiva de 42% a Peña, 30% a AMLO y 27% a Josefina.

 

Pero si se atiende el promedio de 20% que arrojan la mayoría de encuestas, ese porcentaje no representa hasta ahora un crecimiento significativo para un político que lleva más de seis años en campaña y que ha revisado y corregido su estrategia, su discurso y prácticamente ha reinventado su personalidad y su oferta como candidato. La pregunta es ¿puede crecer más López Obrador una vez que arranquen las campañas o será –como alguna vez lo vaticinó Marcelo Ebrard– el candidato de unas izquierdas testimoniales en esta elección?

 

El propio Andrés Manuel sabe de ese riesgo y ha hablado a sus cercanos de una estrategia para volver “bipartidista” la contienda presidencial. “Quieren que sea una pelea entre dos, quieren relegarnos y decir que no estamos en la competencia, pero les demostraremos que no es así, que vamos a pelear la presidencia”, dijo recientemente el tabasqueño en una reunión con sus estrategas de campaña.

 

Entre los argumentos que esgrimen los lopezobradoristas para rechazar la idea de que la pelea presidencial se cerrará sólo entre Peña Nieto y Vázquez Mota, está el voto de los indecisos que en este momento representan 20 o 21% de las intenciones de los votantes y que podrían aún modificar el panorama en las encuestas.

 

¿A quien le conviene una elección entre dos y que ventajas tendría sobre una elección a tres tercios? En el 2006 el desfonde de Roberto Madrazo contribuyó a fortalecer a Calderón que obtuvo el voto de los indecisos y logró dar alcance a López Obrador. En este 2012, a un mes de que arranquen las campañas es prematuro adelantar vísperas pero si se separaran dos punteros y un tercero se quedará atrás ¿Quién capitalizaría ese voto indeciso? Las encuestas también serán un elemento sicológico en la lucha electoral y por lo pronto no parecen favorecer, la mayoría, al tabasqueño.

 

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