Hoy a la medianoche vence la prórroga que otorgó el juez Felipe Consuelo Soto para que Med Atlántica exhiba y entregue los recursos para la compra de Mexicana a Tenedora K, su actual dueño. Este solo hecho no dice nada. Las promesas de compra, así como las prórrogas concedidas por el juez, han sido tantas que el cuento infantil de ‘ahí viene el lobo’ se ha quedado corto.
Si alguien tenía interés en que el caso Mexicana fuese una burla, pues lo ha conseguido. Es eso, una burla.
No tengo idea si las intenciones de Med Atlántica –quienes sean, porque al parecer nadie sabe la verdadera identidad de los supuestos inversionistas- son serias o no. A estas alturas no me atrevo a adivinar pero lo único que tengo cierto es que este caso ya debe cerrarse por el bien de todos, comenzando por los trabajadores que bastante han tenido con este periplo.
Esta misma semana o se exhiben y pagan los recursos por la aerolínea o se declara su quiebra, después de los casi 18 meses transcurridos desde que la mayor línea aérea del país puso en tierra sus aviones lo que ha provocado un fuerte deterioro de sus activos en contra de los intereses de los acreedores que, en teoría, deberían ser resguardados por el juez a cargo del concurso mercantil.
Ahora que de ser así, la inminencia del desenlace no cierra el caso, por el contrario, existen al menos dos asuntos sobre los que se deberá rendir cuentas:
1. El caso es una colección de zonas oscuras y arbitrariedades por aclarar: La actuación del juez Felipe Consuelo Soto debe ser revisada por el Poder Judicial de la Federación. La secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación deben entregar un informe sobre la participación de las autoridades federales en el caso. Las autoridades aeronáuticas, el SAT y la Procuraduría General de la República deben revisar palmo a palmo la operación que siguieron el conciliador así como los actuales y anteriores propietarios de la aerolínea ante las sospechas que generó el proceso. En fin que esta operación privada, por su relevancia sectorial y visibilidad internacional, ha exhibido el funcionamiento de las instituciones de regulación mercantil, jurídicas y de transporte en el país.
2. La inminente declaratoria de quiebra de la aerolínea ha puesto en entredicho la política de aviación comercial que deberá ser replanteada con urgencia. La desincorporación de las estatales Mexicana y Aeroméxico, y la simultánea autorización a nuevas líneas aéreas en el país pretendiendo una mayor competencia en el mercado, fue desafortunada. Aeroméxico y Mexicana representaban hace 4 años el 53% de las operaciones aéreas nacionales; ahora, en 2012, Aeroméxico e Interjet representan 54% del mercado. Poco se puede decir a favor de que la desincorporación alentó una mayor competencia en el sector. La salida de Mexicana del mercado, en cambio, sí alentó la concentración porque ahora Aeroméxico tiene 36% del mercado local e Interjet multiplicó por 3 y media veces su participación en los últimos 4 años.
Procesos como el de Mexicana solo alimentan las viejas sospechas de que ‘la mano invisible’ de los intereses político-empresariales rigen las decisiones en el sector de la aviación comercial. Por eso, aclarar las responsabilidades en este escandaloso caso serviría para iniciar una nueva etapa en un sector relevante para el país. Por eso, para bien o para mal, el desenlace de Mexicana marcará el futuro del sector en México.
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