La ciudad de México ya no es la ciudad más contaminada del planeta, afirmó el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, quien planteó la meta de tener 365 días al año limpios. En 1990 no se registraban días dentro de la norma, mientras que en 2011 tuvimos 211 días, dijo el mandatario local.

 

 

Al poner en marcha cinco estaciones de monitoreo de la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México, recordó que en 1987 se elaboró la primera Ley de Ecología, “no se usaba ni el término, no estaba identificado así, se hizo la Ley de Equilibrio Ecológico”.

 

 

El gran riesgo para la Ciudad de México en ese momento era la calidad del aire. “Éramos la ciudad más contaminada del mundo, había un peligro muy serio para la salud pública, simplemente los niveles de plomo, monóxido de carbono, de dióxido, de ozono, etcétera, de partículas, era altísimos”, dijo Ebrard en la Caseta de Monitoreo Santa Fe.

 

 

Sin embargo, admitió que falta avanzar y por eso se presentó este sistema, entre otras medidas como cambio de tecnología en la industria automotriz, el uso de nuevas combinaciones para los combustibles, como diesel ultrafino; además de otras acciones que se deben tomar.

 

 

Los datos registrados por cada una de las estaciones de monitoreo representan la base histórica más grande sobre un problema ambiental en la ciudad, y son empleados por investigadores, médicos y tomadores de decisiones para el análisis y estudios sobre la contaminación y sus efectos.

 

 

En 2008, la Dirección de Monitoreo Atmosférico de la Secretaría del Medio Ambiente inició un diagnóstico sobre el estado del Sistema de Monitoreo Atmosférico para evaluar el funcionamiento y capacidad de las estaciones.

 

 

En 2010 y 2011 se adquirieron más de 103 instrumentos, desde analizadores de gases y equipo de calibración hasta instrumentos de grado científico de última generación. Además se adquirió equipo informático y vehículos.

 

 

Las nuevas estaciones permitirán ampliar la cobertura del monitoreo y obtener resultados sobre los niveles de exposición de más de cinco millones de personas en el área metropolitana, y generarán información útil para conocer el flujo de contaminantes desde y hacia la Ciudad de México.