Si de pronto aparece a la venta en internet una lista con cientos de nombres, ligados a un modelo de auto, placas, dirección del dueño y las rutas que toma diariamente para ir y regresar del trabajo, así como las zonas que visita los fines de semana regularmente y los horarios, no se sorprenda. Ninguna autoridad está vigilando las bases de datos que los dueños de la tecnología de rastreo satelital administran.
Empresas de la industria automotriz, como Chrysler y Nissan, ofrecen tecnología GPS como valor agregado. De entrada, la tecnología se ve como algo benéfico. En este caso, es una herramienta de localización y, en algunos casos, de recuperación de autos robados.
De entrada, muchos dueños de vehículos deberían saber que las empresas de rastreo dejan de seguir coches al momento de entrar a las zonas que consideran peligrosas, como Tamaulipas o Sinaloa. Para ellas es preferible pagar el deducible que ver a alguno de sus investigadores muerto.
Si usted es dueño de un auto, también debería saber que al contar con un dispositivo GPS entrega información confidencial en cada kilómetro recorrido.
Mucho se quejan de que Facebook y Twitter toman información que venden a los anunciantes para conocer a sus clientes objetivo y direccionar campañas que los hagan babear por algunos productos.
Pero pocos reparan en el hecho de que toda la tecnología que cargan en el auto, comenzando por los chips de identificación, también los hace vulnerables.
Las autoridades, como las secretarías de Comunicaciones y Transportes, Gobernación y Seguridad Pública, deberían estar supervisando muy de cerca la operación de empresas que ofrecen los servicios de GPS en México.
Principalmente deberían preguntarse por los procesos de administración y manejo de información de los clientes.
¿Qué pasaría, por ejemplo, si las empresas de seguridad satelital patito proveen de datos sensibles al crimen organizado?
¿Quién es responsable de ello? ¿Se enterará la víctima?
En México hay decenas de empresas que importan la tecnología y ofrecen el servicio de rastreo de vehículos para supuestamente hallarlos en caso de robo. Hasta hace poco, recuerdo, era algo que querían hacer obligatorio en este país.
Puedo estar exagerando, pero el seguimiento de patrones de movimiento de personas con teléfonos celulares es algo que inquieta a más de un ciudadano en países desarrollados. El tema de la vigilancia de los autos representa demandas en Estados Unidos contra el FBI y la CIA. Y los datos que guarda Google de sus clientes le ha provocado muchos dolores de cabeza.
Yo sólo digo que no se sorprenda si aparece su nombre y la lista de los recorridos que ha realizado con su auto en los últimos meses a la venta en la red, porque nadie se hará responsable del uso que se le de a esa información. Para bien, o para mal.
RABBIT HOLE
***Esta semana se habló mucho de unos supuestos lentes que Google desarrolla en sus laboratorios, y que permitirían tener todo el tiempo un dispositivo que haría más que visible la realidad aumentada. Imagina, por ejemplo, mirar hacia la puerta de un restaurante y que se despliegue el menú en el vidrio de tu ojo derecho. O que le preguntes a la base de datos por las reseñas que se han hecho del lugar y en específico del servicio. Supuestamente estos anteojos estarán antes de que termine el año en las calles.
*** El plan de Dell para regresar al primer lugar de ventas de computadoras, como alguna vez lo hizo, parece que cada vez es más obsoleto. En sus resultados trimestrales, que presentó con retraso, otra vez la constante fueron los profundos retrocesos y pérdidas, y en las tiendas ningún producto que prometa que eso cambiará.
hiroshi.takahashi@24-horas.mx | @takaink