La expansión urbana que ha sufrido México en las últimas décadas, sumado al problema del calentamiento global, exigen que el país le dedique cada vez más atención a establecer un nuevo paradigma en la planeación urbana. Empezar a cambiar el concepto sobre desarrollo, al no identificarlo con el solo hecho de realizar obras públicas municipales de tipo social y servicios públicos, es crucial en estos tiempos. Teniendo en cuenta que 98% del PIB del país se produce en las ciudades, el desarrollo urbano debe apuntar a que en 25 años las ciudades sean las unidades productivas que darán el sustento económico al país.

 

 

Los principales retos para el desarrollo urbano son, sin duda, el tener mayor vivienda digna, mejor infraestructura y contar con servicios urbanos de calidad mundial que permitan incrementar la eficiencia del funcionamiento cotidiano de las ciudades y que generen empleos estables de calidad.

 

 

Para un especialista en urbanismo como Luis Castro y Castro, la planeación urbana en México se ha caracterizado por la desvinculación entre la forma de vivir, la gobernabilidad y el desarrollo económico, lo que ha incidido en que no se mejore la calidad de vida de sus habitantes. Es por eso que sostiene que es necesario desarrollar un nuevo modelo de ciudades: pasar del enfoque de reducir la pobreza con medidas paternalistas, al enfoque de generar empleos en las ciudades; pasar del énfasis en disminuir las deficiencias sociales, al énfasis en la competitividad y la inversión local; pasar de la visión del espacio económico como algo solamente físico para ubicar el desarrollo industrial, al del espacio económico que apoya a la ciudad como unidad productiva en varias ramas económicas.

 

El nuevo paradigma

Para Jaime Luna Traill, otro analista en cuestiones urbanas, la planeación en esta área al 2035 debe tener tres grandes apartados, que se describen a continuación.

 

 

El primero es el ordenamiento del territorio, para que sea una política macro a nivel nacional el desconcentrar el Valle de México, que permita generar algunos desarrollos importantes en las regiones básicas que tiene el país y que por sus condiciones darán lugar a algunas zonas de desarrollo urbano sano, que absorban parte del crecimiento que todavía se observa en la Ciudad de México y su zona metropolitana. Para esto propone que a nivel nacional se cree una organización gubernamental de tipo horizontal con relación a las áreas educativas, industriales, comerciales, de servicios y turísticas.

 

 

El segundo apartado es al interior de las ciudades y las zonas metropolitanas, con una política de creación de planes de desarrollo que sean obligatorios, donde la infraestructura privilegie los aspectos del transporte público, agua, manejo de desechos, basura, ecología y el uso del suelo. En el caso particular del transporte, se hace prioritario que las ciudades desincentiven el uso del vehículo particular y se concentren en desarrollar sistemas alternativos de transporte público amigables con el medio ambiente, tales como autobuses inteligentes, metro y ferrocarriles suburbanos.

 

 

El tercero es un cambio de paradigmas en la construcción de la vivienda: es necesario racionalizar en los próximos 25 años el uso del suelo para los proyectos de vivienda. Esta racionalización requiere que haya una reedificación del terreno empleado para la construcción de nuevas viviendas, que consistiría en desarrollar viviendas en edificios de tres, cuatro o cinco pisos, en lugar de casas unifamiliares. De esta manera, se atenderá con vivienda popular a un mayor número de familias por cada hectárea de terreno, y permitirá concentrar los servicios públicos (redes de agua potable, drenaje, energía eléctrica y transporte).

 

 

Otro aspecto importante para la vivienda es la sustentabilidad. El cambio climático exige que las viviendas se construyan con materiales y tecnologías que contribuyan a reducir los costos de los energéticos, como gas y electricidad, por medio del calor y energía solar; así como aquellos costos que aprovechan el agua para reciclarla y cuidar que las aguas negras se traten adecuadamente para evitar daños al medio ambiente.

 

* Maestro en Políticas Públicas egresado del CIDE, coordinador del área de investigación y análisis en Contorno, Centro de Prospectiva y Debate.

paulo.cantillo@contorno.org.mx, @pcantillog

 

REFERENCIAS

Castro y Castro, Luis J (2011). Desarrollo urbano en los próximos veinticinco años: ¿una especie en peligro de extinción?

Luna T, Jaime (2011). Planeación y ordenamiento territorial.

Topelson, Sara (2011). Horizonte 2030: el desarrollo sustentable.

Todos los artículos anteriormente citados pueden hallarse en el libro Planeación estratégica de la infraestructura en México 2010 – 2035, México, Colegio de Ingenieros Civiles de México A.C., 2011.