La correlación raiting/conocimiento es negativa, es decir, a mayores niveles de raiting el análisis de la información disminuye. Mezcla perfecta de un coctel infalible en tiempos de la imagen.

 

La imagen es más poderosa que la palabra y en el mercado de la cotidianidad el monopolio del placer lo tiene la imagen. Durante el día, un individuo interactúa más con pantallas que con seres humanos. Un teléfono en la bolsa y una pantalla de plasma en el restaurante, son suficientes para comprobar que el ser humano acompaña a las pantallas y no las pantallas a los seres humanos. Hasta aquí no hay novedad. La novedad es que la competencia entre pantallas arroja varias externalidades negativas a las no-pantallas. Pensemos en los periódicos impresos.

 

Mientras que la Scotland Yard investiga los sótanos del periodismo británico y dictamina que The Sun incurre en prácticas de soborno para obtener información, Murdoch celebra con champaña el lanzamiento de la edición dominical del periódico The Sun (The sun on Sunday) que vendió el pasado domingo, día de su lanzamiento,  3.26 millones de ejemplares. La cifra supera al resultado de la sumatoria de los tirajes de los principales periódicos mexicanos en un día, inclusive el domingo. Con el lanzamiento de la edición dominical, Murdoch le da carpetazo al caso News of the World, biblia del periodismo basura cuyos héroes seductores fueron el sexo, el morbo, la muerte aletargada (mediáticamente) de una niña por la manipulación de su teléfono celular, la silicona, los penes, las bombas, la heroína, los maniquís, la infidelidad, la monarquía, entre otros muebles del pensamiento simiesco cuya lógica racional es divertirse bajo las tragedias de los otros.

 

En efecto, entre las externalidades negativas que arrojan las imágenes de las tragedias se encuentra la prensa “seria”. Tal pareciera que el empequeñecimiento del mundo gracias a la tecnología (globalización) no ha logrado profundizar la reflexión de las noticias. Es decir, a los casos como los de Siria, Senegal, Egipto, Libia, entre muchos otros, los abordan, exclusivamente, desde el ángulo mortal y pocas veces político. ¿No existe la política internacional? ¿Los sucesos se reproducen como si de milagros se trataran? La hipótesis es clara: frente a una oferta abrumadora de medios internacionales (a través de internet), los editores de las secciones internacionales eligen la fórmula de la pantalla para satisfacer el apetito del sensacionalismo simiesco de los lectores. “Me leen porque me leen”. Sentencia del marketing en cuya esencia subyace la idea de que el cliente siempre tiene la razón.

 

Los guiones han dejado de ser cubiertos por la ética. Hoy, lo mejor es abrir cartas y como si de un reality show se tratara, los periódicos revelan las estrategiasbuscalectores donde lo más cómodo es satisfacer la concupiscencia inherente de los lectores.

 

En términos generales, las secciones internacionales están tapizadas de tragedias, accidentes, muertos y todo el kit que conforma el sector rojo.

 

La noticia es el impacto,  nos dirían los guionistas de los noticieros de televisión cuyo contenido es gobernado por una semántica bélica:

 

Primer disparo: ahogados.

 

Segundo disparo: descabezados.

 

Tercer disparo: militares.

 

Cuarto disparo: inseguridad.

 

Final feliz.

 

Murdoch lo sabe, el modelo News of the world se mantuvo con éxito hasta que los efectos especiales fueron revelados por las victimas. Con champaña celebró la venta del dominical y es que los 3.2 millones de ejemplares, es noticia.

 

Periodismo basura.