Todavía bajo el impacto de lo ocurrido a las puertas del penal El Amate, donde fueron agredidos ayer por la mañana varios senadores que intentaban reunirse con el ex gobernador Pablo Salazar, el senador Carlos Sotelo nos contaba: “Fue un grupo armado, ¡una turba!, la que nos envió el gobernador para asustarnos. Golpeaban las ventanas, el parabrisas, intentaron voltear el vehículo, nos gritaban ¡bájense hijos de la chingada…!, y la policía no hacía nada.
Aquello duró dos horas. Todo lo manejaba un hombre elegante, de sombrero, de nombre Florencio Madariaga, un ex funcionario acusado de peculado. Le daba órdenes al director del penal, a los policías. “Fue una acción orquestada por el gobernador, nada sucede en Chiapas sin su anuencia”.
Sotelo, quien iba acompañado por los también senadores perredistas Leonel Godoy, Máximo García Zalvidea y Rubén Velázquez López, lograron finalmente encontrarse con Salazar. “Está recluido en un área apartada, con asesinos; teme por su vida”.
La intimidación a los legisladores perredistas, dice Sotelo, tiene que ver con la decisión del partido de nombrar a María Elena Orantes como su candidata y de la selección de los candidatos para el Congreso. Más aún, “tiene que ver con un gobernador que cree que puede tener el control de todos los partidos”.
Según el vicecoordinador de la bancada del sol azteca en el Senado, urge que el PRD defina a su gente por encima de la opinión de Sabines “porque en una de esas, a unas semanas de la elección, hace que los suyos declinen por otro partido”. Lo ocurrido ayer, les dejó claro que va muy en serio la guerra declarada por el gobernador chiapaneco al PRD.
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JOSEFINA Y CALDERÓN, COMENZÓ EL DISTANCIAMIENTO.- Cuando menos en el discurso, el distanciamiento de Josefina Vázquez Mota respecto del presidente Felipe Calderón ha comenzado.
El anuncio de la candidata presidencial del PAN de que ha llegado la hora de construir “gobiernos de coalición”–el martes pasado, durante la reunión con los encuestadores-, fue una manera elegante de decir: Lo que estamos haciendo no funciona. Yo gobernaré de manera diferente.
El mensaje no pasó desapercibido en la casa presidencial, desde donde apenas unas horas atrás habían dejado saber su enojo por las declaraciones de Xóchitl Gálvez, cercana a la candidata, en el sentido de que Josefina debía marcar una distancia con Calderón y replantear la política de seguridad.
Como tampoco pasó de noche, a quien correspondiera, que la declaración de Vázquez Mota ocurrió unas horas después –apenas la noche de por medio- de que Calderón hubiera invitado a Los Pinos al presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell y sostuvieran una larga conversación.
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CAMBIA DE TONO EL PRI– Fue precisamente a partir del “cordial” encuentro de Coldwell con Calderón, la tarde-noche del lunes, que el presidente del PRI y su candidato, Enrique Peña Nieto, cambiaron el discurso que traían desde diciembre. De los golpes y las denuncias contra el presidente, contra su hermana Luisa María y contra las instituciones de justicia del gobierno federal, pasó de pronto al reconocimiento por la actitud “democrática” de Calderón.
Este “cambio de tono” llevó ayer a Jesús Zambrano, presidente del PRD, a declarar que el PRI y el jefe del Ejecutivo se pusieron de acuerdo para hacer aparecer que la disputa de la elección presidencial será sólo entre dos, PRI y PAN: “Seguramente pactaron tratarse con guantes de seda en la contienda, no agredirse”.
Lo interesante del caso es que quien dio aval a tal tesis es Manuel Camacho Solís, quien algo conoce de estrategia y de los tejemanejes en los sótanos del poder.
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