A una hora de París, no muy lejos de Eurodisney y del Parque Astérix, la ciudad de Montereau proyecta la construcción de un parque de atracciones dedicado a Napoleón Bonaparte con el que pretenden generar 3 mil empleos.
“La figura de Napoleón tiene un gran poder de atracción en todo el mundo y nos parece que un parque sobre el emperador puede tener un gran éxito”, asegura el alcalde de la localidad de poco más de 15 mil habitantes, el exsecretario de Estado Yves Jégo.
La historia de Montereau, una ciudad de ligera estética medieval, está muy ligada a la de Napoleón Bonaparte, que cosechó en sus tierras la última gran victoria ante los austríacos.
En aquel campo de batalla, el emperador pronunció la frase: “No teman, amigos, la bala que me matará todavía no ha sido fundida”.
Pero el triunfo de Montereau, conseguido a las puertas de París el 18 de febrero de 1814, apenas retrasó unos meses la debacle del Imperio que soñó y construyó el corso.
Montereau celebra cada año una fiesta de conmemoración de aquella gesta en la que miles de personas se visten de época para reconstruir la batalla.
De ese ambiente festivo y de las miles de personas que tomaban las calles de su ciudad tuvo Jégo la idea de levantar un parque de atracciones en torno a Napoleón.
“Nos dimos cuenta de que el emperador es una marca, que es conocido en el mundo entero y que atrae a la gente”, señaló el edil.
Basta con sumergirse en la prolífica vida de Napoleón para darse cuenta de que los episodios de su vida acumulan argumentos suficientes para alimentar la fantasía.
“En el parque se podrá viajar de Rusia a Egipto, pasando por Italia, España o toda Centroeuropa, todo ello, en forma de atracciones diversas”, señala el alcalde.
La campaña rusa, ejemplifica el alcalde, puede servir como argumento para la construcción de una pista de esquí cubierta.
La inspiración de las atracciones proviene del Puy-du-Fou, un parque de atracciones situado en el oeste de Francia, cerca de Nantes, y dedicado a la historia.
Una idea lanzada en 1989 y que, a diferencia de otros parques, no pierde dinero.
La rentabilidad es una de sus principales preocupaciones, sobre todo porque “Napoleonland”, como le ha bautizado la prensa, se enfrentaría a una gran competencia en los alrededores de París.
“Es la región más turística del mundo, creemos que hay espacio para todos. En nuestras cifras esperamos poder tener hasta 2 millones de visitantes al año”, señala el alcalde, que está dispuesto a “aprender de los errores cometidos” por otros parques.
En la memoria de todos está la experiencia de Eurodisney, que acumula ejercicios con pérdidas.
Pero el alcalde está convencido de convencer a un grupo de empresarios para que, con una ayuda pública, pueda levantarse ese campamento napoleónico que se extenderá sobre un centenar de hectáreas y precisará de una inversión de 250 millones de euros.
Por ahora la idea está en fase embrionaria y en el proyecto municipal no abrirá sus puertas antes de 2017.
“Nuestra intención es poner la primera piedra en 2014, coincidiendo con el bicentenario de la batalla de Montereau”, asegura el edil.
Porque para el alcalde, los guiños históricos son importantes y por eso alardea de contar con el respaldo de la Fundación Napoleón o de un bisnieto de su hermano Jerónimo Bonaparte, uno de los pocos descendientes vivos del emperador.
“El parque será, primero, para divertirse, pero también para divulgar la historia del emperador”, asegura el político, autor de varias novelas de capa y espada.
En paralelo al parque, Jégo imagina la creación de un foro de debate en torno a Napoleón, donde historiadores y aficionados intercambiarán ideas sobre su figura.
Sin esquivar los temas más polémicos que rodean a una figura a la que muchos reprochan la ambición de someter a todo el continente o la decisión de haber restablecido la esclavitud en 1802, cuando era primer cónsul.
“La historia no debe quedarse en los museos. Si somos capaces de sacarla a la calle a través de un parque de atracciones habremos conseguido un paso más en nuestro sueño”, dice el alcalde. Luis Miguel Pascual/EFE