Esta semana tuve la oportunidad de ir a una cata de whisky organizada por American Express y Johnnie Walker. Mientras hablaba con Matthieu Guerpillon, embajador de Marca de esta casa, me percaté de lo complejo que es el mundo del whisky y cuántos mitos existen alrededor de esta bebida destilada.
En lo personal, el whisky, por mucho, es mi bebida de preferencia. Nunca me han gustado bebidas dulces y cócteles exóticos. Después de un día complicado, es una delicia llegar a casa y servirme un single malt con una roca mientras me relajo. Al oír jazz, inmediatamente asocio esa música con esta bebida que me transporta a pequeños clubes obscuros si cierro mis ojos. Si algo no puede faltar en mi casa es una botella de Glenlivet o Glenmorangie. A lo largo de los años, me he vuelto fan del single malt, renegando de los blends. Sin embargo en esta cata, me percaté sobre cuántos mitos existen en torno a mi bebida de preferencia.
Para empezar, ¿cuál es la diferencia entre un blend y un single malt? Un single malt es destilado por un único productor en un único lugar, mientras que el blend se elabora mezclando destilados de varios productores. Además, éstos son típicamente una mezcla de malta y granos como trigo o maíz, mientras que el single malt es únicamente elaborado con malta. El blend, fue originalmente introducido en los 1800 para producir un producto más consistente en el mercado, además de que al utilizar granos, también permitía elaborar un producto más eficiente en cuestión de costos.
Los single malts normalmente son añejados y al poner en una botella los años de guarda por ley no puede contener producto más joven. Por lo mismo, un 10 años, podría tener una mezcla de 10, 12 y hasta más años, ya que al agregar whisky más viejo, le añade carácter y sofisticación al producto.
Es común pensar que el single malt tiene una mayor calidad que el blend. Sin embargo, esto es erróneo, ya que el elaborar una mezcla perfecta es todo un arte. El blend permite jugar con los sabores del producto final y compensar deficiencias de un whisky para obtener un sabor redondo. Por lo mismo, cuando hablamos de single malt, dependerá del productor la calidad que se obtenga. Por ejemplo, el Johnnie Walker Etiqueta Verde incluye 15 distintos single malts, incluyendo algunos que son embotellados por la misma empresa como Talisker, Cragganmore y Caol Ila.
Otra idea falsa que gira en torno al whisky es el concepto de “terroir”, traído de los vinos, que se refiere a la personalidad específica que obtiene un vino resultado de la región, sus suelos y condiciones climáticas que lo hacen único. Si leemos las etiquetas detrás de los whiskys más caros, siempre vamos a ver referencias a la zona de producción y su agua. Sin embargo, aplicar la idea de terroir al whisky es complicado, sobre todo si analizamos el proceso de elaboración. De entrada, no toda la malta se produce en Escocia, sino gran parte es importada. Pero bueno, vamos paso por paso en su elaboración.
Para convertir los carbohidratos en azúcar, se germina la cebada. El proceso se detiene al calentar la cebada con aire caliente y/o humo. Tradicionalmente, se utilizaba turba (vegetación descompuesta que ha sido carbonizada a través de los años) como combustible. Por lo mismo, la composición de la turba puede variar dependiendo de las regiones y darle toques aromáticos distintos a la malta. El agua local es otro factor, aunque qué tanto influye en el sabor es altamente debatible, ya que finalmente el producto es destilado, lo cual implica que no sólo se evapora el agua, sino que también a través del proceso de destilación se puede impactar el sabor final. Adicionalmente, todo el whisky es añejado en bodegas que deben ser húmedas y frescas. Normalmente, utilizan barriles usados de bourbon o sherry. Por lo mismo, aunque podría tener un impacto el ambiente en su sabor, en esta maduración el sabor final también se obtiene de los sabores residuales de los barriles.
Sin duda, algo que aprendí en esta cata, es que el elegir tu whisky de preferencia es una decisión muy personal. Cuando hablamos de single malts se obtiene el sabor único de esa malta y destilería con sus sabores y aromas únicos, así como con sus deficiencias. En el blend, se obtiene un sabor de una mezcla de maltas y de granos, con los beneficios en sabores y los inconvenientes de las mezclas. Así como no se puede afirmar que un vino monovarietal es mejor que un blend o viceversa, es con el whisky. Es cuestión de gustos. El leer en la etiqueta si es un blend o un single malt no garantiza nada. Lo importante es encontrar a ese productor que elabore un whisky a tu gusto. Yo en lo personal, estaré dispuesta a experimentar tanto con los blends como con los single malts, aunque para mí, mi bebida favorita sigue siendo esta última.
Espero que tengas un muy buen domingo y recuerda ¡hay que buscar el sabor de la vida!
@anasaldana
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Algunos lugares donde puedes comprar una buena selección de single malts.
El Palacio de Hierro
Gourmet
http://www.elpalaciodehierro.com.mx
La Castellana y Mundo Gourmet
Vinoteca
Cuentan con el Club del whisky con una selección enorme de single malts.
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App que recomiendo. Si quieres aprender más sobre el whisky, está el iwhisky App, que contiene más de 600 fichas de cata por el conocedor F. Paul Pacult. Costo: 10.99 dólares.