CINCINNATI. El duelo entre los aspirantes presidenciales republicanos Mitt Romney y Rick Santorum se repetirá en las primarias del supermartes con especial virulencia en el estado de Ohio, un territorio del medio oeste de EU clave en las elecciones de noviembre.

 

El partido republicano nunca ha llegado a la presidencia de EU sin haber ganado los comicios presidenciales en Ohio, una contundente estadística que hace que los conservadores vean las primarias del supermartes como una prueba de fuego antes de las elecciones de noviembre: es la oportunidad para intensificar su mensaje y recabar el máximo de apoyos.

 

Sin embargo, el duelo entre Mitt Romney, el aspirante a candidato presidencial con más respaldo hasta ahora, y Rick Santorum, su contrincante que ha ganado terreno en las últimas semanas, complica todavía más el escenario político de Ohio, sin color político tradicionalmente definido.

 

Aunque en las últimas semanas las encuestas daban como favorito a Santorum, con una distancia media de hasta ocho puntos, según la página especializada Real Clear Politics, tras su triunfo la semana pasada en Arizona y Michigan Romney ha conseguido recortar ventaja.

 

En Cincinnati, el área metropolitana más poblada del estado, el Partido Republicano se afanaba en las últimas semanas en preparar los comicios.

 

“No damos apoyo a ningún candidato concreto, los hemos ayudado en su trabajo sobre el terreno”, aclaró en Cincinnati el director ejecutivo del partido en el condado de Hamilton, Alex Triantafiloui, que cree que el ganador “es difícil de prever”.

 

Aunque se parece al duelo escenificado la semana pasada en Michigan con el triunfo final de Romney sobre Santorum y aunque ambos estados tienen realidades similares, las cartas con las que juega el exgobernador de Massachussets en Ohio son diferentes.

 

Diferentes porque en Michigan sopló a favor de Romney haber nacido y crecido en el estado, además de ser hijo de un exgobernador de este territorio. En Ohio, el electorado podría penalizar sus reiteradas críticas al rescate de la industria del motor, el subsector que ha inyectado últimamente esperanza a la depresión industrial ohionesa.

 

“La cierta mejora económica se explica por el poder de la industria, que Obama ha impulsado aplicando las recetas de Keynes”, alega el director ejecutivo de los demócratas en el condado de Hamilton, Caleb Faux.

 

Su homólogo conservador, en cambio, justifica la reducción del paro en los últimos meses por la política del estado de Ohio, que desde enero de 2011 está en manos del gobernador republicano John Kasich, que reemplazó a los demócratas. Están en juego los logros del estado frente a los logros de la administración federal.

 

Tanto en las primarias como en las presidenciales, el desempleo será decisivo, algo que los analistas ven positivo para Romney, que ha fijado sus mensajes en los datos de desempleo y crecimiento, a diferencia de Santorum, más concentrado en posicionarse como la alternativa más conservadora a Obama.

 

A tres días de la cita, el secretario de estado en Ohio, Jon Husted, anunció que Santorum no está presente en las papeletas de tres distritos, por lo que no podrá aspirar a ser votado por la totalidad de los 66 delegados en juego.

 

Pese a ello, en el cuartel demócrata en Cincinnati, donde llevan meses trabajando en las presidenciales, ven a Santorum como vencedor del supermartes.

 

En Ohio, el objetivo de los partidos es el votante blanco de clase media. Dicen los demócratas del estado que Romney no convence a este perfil por pertenecer a la elite económica, y dicen los republicanos que Obama nunca supo atraer a este votante, más partidario en 2008 de Hillary Clinton.

 

Ambos saben que Ohio tiene la atractiva cifra de dieciocho votos electorales, que quien gana aquí normalmente se instala en Washington y que es un estado tradicionalmente indeciso. En Ohio, el supermartes marca el camino. EFE