Mariachis y matracas los dejaron para otra ocasión –incluso el discurso de su propio candidato-. Sólo el brazo al frente y el pulgar hacia arriba –negada toda posibilidad de que éste se volviese hacia abajo, por supuesto-, junto con un coro final a la voz de “¡vamos a ganar!”, los priistas sellaban ayer la conmemoración de su 83 aniversario.
Eran el mismo grito y el mismo gesto con que hace seis años Roberto Madrazo Pintado, entonces candidato presidencial del PRI, concluía su mensaje en la plaza de Toluca arropado por los ex gobernadores mexiquenses –Enrique Peña Nieto era el mandatario en turno–, con excepción de Arturo Montiel.
Pero entre aquella vez y ésta había grandes diferencias. Una fundamental, ese 4 de marzo de 2006 la nota en los medios fue: “Doce gobernadores del PRI desdeñan a Madrazo”.
Se prefiguraba ya en las filas del tricolor lo que ocurriría en la elección presidencial: el derrumbe del PRI al tercer lugar, y lo que el propio Madrazo calificaría posteriormente en un libro como La traición de los gobernadores.
Ayer había ausencias, sí, aunque no tantas ni tan significativas como las de hace seis años; y tampoco las razones tenían el mismo origen.
Esta vez los ausentes fueron en su mayoría algunos de quienes esperaban ocupar un lugar en las listas de diputados o senadores y no aparecieron en ellas, como el hoy líder de la bancada priista Francisco Rojas, y los diputados mexiquenses Emilio Chuayffet y Alfonso Navarrete Prida, quienes según colaboradores suyos fueron “injustamente abandonados” por Peña.
Tampoco aparecieron por ahí algunos ex gobernadores incómodos como Mario Marín, Ulises Ruiz, Fidel Herrera, Humberto Moreira, ni los tamaulipecos Tomás Yarrington y Eugenio Hernández (Manuel Cavazos Lerma sí asistió).
LOS DE AYER Y LOS DE HOY. Roberto Madrazo, por cierto, estuvo presente en el acto. Suelto, elegantemente trajeado, el tabasqueño tenía un lugar en el presídium al igual que otros ex presidentes del partido. A su llegada le vimos saludar animosamente a Fernando Ortiz Arana, a Enrique Jackson, a Jorge de la Vega, a Pedro Ojeda Paullada.
Distante, en cambio, Beatriz Paredes se mantendría en otro espacio. Ella hablaría largamente con Jesús Murillo Karam en lo que iniciaba el acto. A la tlaxcalteca no se le notaba muy contenta que digamos, pero no había manera de acercarse hasta ellos para saber qué ocurría.
Mientras tanto, en el centro de la larga tribuna el senador Manlio Fabio Beltrones y el líder obrero Joaquín Gamboa Pascoe soltaban sonoras carcajadas en lo que ingresaban al auditorio “Plutarco Elías Calles” Emilio Gamboa, Sami David, Marco Bernal, Luis Martínez.
Y en la zona central los meros-meros del equipo de Peña Nieto: Luis Videgaray y Miguel Osorio Chong, representantes de ese “salto generacional” que habrá de asumir el poder si el PRI gana el próximo 1° de julio.
MENSAJE A LOS MARGINADOS. En su discurso, Pedro Joaquín Coldwell llevaba un mensaje precisamente para quienes aspiraron en el PRI a una candidatura y fueron marginados. Les habló así:
“Los priistas recién superamos un intenso proceso para construir las candidaturas de nuestros legisladores federales, uninominales y por listas de representación proporcional. No fue tarea sencilla, ya que las perspectivas reales de triunfo han multiplicado las aspiraciones y los legítimos ánimos de aspiración.
“Todos los que aspiraron, se sienten legítimamente con los atributos suficientes para ser distinguidos con el respaldo del partido, pero lamentablemente, no hay espacio para todos. Téngase en cuenta que la legítima aspiración individual, debe someterse a las finalidades colectivas. Y la primera es que debemos asumir el poder, para poder reencauzar al país por las rutas del progreso y la justicia. Asumidas las decisiones, nos corresponde cerrar filas”.
Nadie ovacionó tales palabras.
GEMAS. Cortesía del presidente del PRI: “La lapidaria frase de Séneca parece hecha a la medida de los gobernantes panistas: Nadie alcanza buen puerto si no sabe a dónde dirigirse”.
@marthaanaya