Barcelona.- El puerto de Barcelona es una de las rutas marítimas más importantes en el mediterráneo y los grupos del crimen organizado mexicano llevan más de 4 años realizando actividades en ellas. El año pasado se realizó un decomiso récord de 625 kilos de cocaína que viajaban ocultos en contenedores que transportaban legalmente café en un barco, fletado en la República Dominicana, con droga introducida en una escala en Brasil, proveniente de Colombia de una cosecha financiada por los Beltrán Leyva. Todos los indicios de una organización transnacional y ejemplo de la globalización que existe en el mercado de la cocaína. En España el precio de un gramo al mayoreo es de 100 USD, y se consumen cerca de 200 toneladas al año. Esto lo hace uno de los mercados más grandes en valor y muy atractivo para el crimen organizado.

 

La situación se ha vuelto un problema complejo para la Guardia Civil porque enfrenta la siguiente disyuntiva: ¿cómo proteger la soberanía y no entorpecer con revisiones burocráticas el comercio internacional que es parte fundamental para la economía? Si tomamos en cuenta que solamente en el puerto de Barcelona hay un tráfico promedio de 7,500 contenedores proveniente de todo el mundo, podemos dimensionar el tamaño del desafío.

 

Para afrontar este reto, la Guardia Civil comisionó a la Unidad de Análisis de Riesgo (UAR) la tarea de detectar los contenedores que representaran la mayor exposición al riesgo. Esto se hace a través de un análisis de escritorio donde se toma en cuenta el origen de la mercancía, la ruta, el exportador, el importador, así como el peso y el valor de la mercancía. Con esta información se alimenta un modelo estadístico para obtener una clasificación de los contenedores que vienen en un barco. Es importante notar que esto sucede cuando el barco inicia la ruta, lo cual puede ser 2 semanas o 2 meses antes de que haga su arribo en el puerto. Durante este tiempo los contenedores que podrían representar un mayor riesgo son vueltos a verificar, se revisan los antecedentes de los importadores así como sus referencias comerciales y bancarias y si estas marcan alguna anomalía se van creando alertas. El análisis previo a la inspección ocular es muy meticuloso por el tiempo y calidad de los analistas, así como el acceso de la UAR de cruzar otras bases de datos del Estado.

 

Una vez en el Puerto de Barcelona, los investigadores someten a estricta vigilancia los contenedores sospechosos, para revisarlos y realizar un decomiso y/o esperar a que estos sean recogidos por su dueño o un tercero extraiga la mercancía. Esta maniobra se conoce como “gancho perdido”, que consiste en esconder la cocaína en contenedores que transportan mercancía legal. Así, los narcotraficantes utilizan la carga y transporte de mercancía legal para introducir su “paquetería” en el puerto de salida y recogerla en el puerto de entrada. Sellando el contenedor en ambas terminales. Esta maniobra requiere de funcionarios corruptos a la salida y entrada de cada punto de embarque.

 

En este caso se detuvieron a 16 personas y más de 80,000 euros además de la cocaína en España. En Brasil se detuvo a 4 funcionarios de aduanas y 2 choferes, sin embargo en Colombia solo se supo que la cocaína era de los “Caballeros de Méjico”, donde nunca pasa nada.

 

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