Después de los resultados del súper martes, que le siguen dando la ventaja a Mitt Romney, lo que observamos es un partido Republicano dividido. Si bien la victoria de Romney el martes pasado lo mantiene a la cabeza, la cercanía de su rival más fuerte en muchos estados hace evidente el intenso debate entre la base republicana. Los niveles de conocimiento de los candidatos entre los votantes que pueden participar en las primarias está casi al mismo nivel (Romney 95%, Gingrich 93% y Santorum 87% en marzo– este último subió de 58% en diciembre). Y la opinión que tienen sobre ellos tiende a ser positiva en general (Gallup, marzo de 2012). Por esta razón, las posiciones de cada uno en los principales temas de la agenda norteamericana podrían llegar a convertirse en el diferenciador que le otorgue una clara ventaja a alguno de los dos contendientes que encabezan las preferencias. Sin embargo, las posiciones frente a estos temas en la mayoría de los casos han sido muy generales y tienden a ser tan similares, que no permiten al electorado distinguir las diferencias. Los análisis sobre los votantes que han acudido a las urnas, no obstante, demuestran que el diablo está en los detalles.
En temas económicos, por ejemplo, Romney, Santorum y Gingrich coinciden en la necesidad de recortes al gasto, disminución en las tasas impositivas. En el tema migratorio, los tres hablan de la necesidad de reforzar la seguridad en la frontera, aunque distinguen algunos puntos: Santorum y Gingrich consideran que las deportaciones no son la solución, mientras que Romney ha dicho que no se debe dar amnistía a quienes están en EEUU de manera ilegal. Los temas que parecen más sensibles a los votantes republicanos están en el ámbito moral: las posiciones frente al aborto nos muestran a un Santorum mucho más conservador, a favor de proscribir la interrupción del embarazo bajo cualquier circunstancia; mientras que Romney tiende a ser ligeramente más liberal: apoyaba el aborto antes de convertirse en gobernador de Massachusetts y si bien modificó su posición sigue siendo moderado al respecto. Gingrich ha jugado con ambas posiciones y se mantiene como moderado.
Esto resulta relevante porque las encuestas en aquel país han mostrado que quienes apoyan a Santorum consideran que es muy importante que el candidato republicano refleje sus creencias religiosas, se preocupan más por el tema del aborto que por los temas económicos y migratorios y que les preocupa que su candidato sea un verdadero conservador, con un fuerte sentido moral. Sin embargo, quienes apoyan a Romney pareciera que buscan un voto más útil: los temas que más les preocupan son la economía y el déficit en el presupuesto federal, y prefieren un candidato que pueda vencer a Obama y que tenga la experiencia adecuada. El mejor ejemplo de por qué esta distinción en el perfil de los votantes es relevante se refleja en la elección interna de Ohio, donde el margen que le dio la victoria a Romney fue menor a un punto porcentual: quienes votaron por él principalmente fueron aquellos que pensaban que tiene mayores posibilidades de vencer a Obama en la elección general y quienes en temas económicos, sociales y políticos, prefieren un candidato algo conservador y moderado.
Con poco más de 20 estados por recorrer antes de llegar a Texas y a California, las primarias republicanas muestran un partido dividido, enfatizando los matices de cada una de las posiciones que los han caracterizado. Por esta razón podríamos pensar que el electorado republicano se está inclinando hacia Romney en un ejercicio de voto útil: sus posiciones ligeramente más moderadas, parecieran hacerlo capaz de vencer a Obama. Sin embargo, esa moderación molesta a algunos grupos conservadores y esto impide que Romney se consolide y permite que Santorum siga ganando los espacios que el primero no atiende.
*Asociada de SIMO México, www.simomexico.com