Heredero de un apellido de alcurnia en la historia política de México, Gustavo Enrique Madero Muñoz parece haber heredado también la ingenuidad y la dispersión que muchos historiadores le atribuyen a su tío abuelo Francisco I. Madero. Porque en año y medio que lleva como presidente del PAN no sólo ha enfrentado el rechazo y el maltrato de Los Pinos -donde no le tienen mucho respeto- también fue duramente cuestionado por los aspirantes en el proceso interno, y ahora enfrenta una rebelión y escisión del panismo de Nuevo León que lo acusan de corrupto.
Madero aparece como el promotor de las candidaturas de Fernando Larrazábal y Raúl Gracia, que irritaron a los panistas y a las cúpulas empresariales de Nuevo León, y le han documentado una relación directa con un amigo común de esos dos personajes, el “zar de los casinos” Juan José Rojas, cuyo avión, según consta en bitácoras referidas por los propios panistas, fue utilizado por Madero durante su campaña por la presidencia del partido blanquiazul.
Hasta ahora Gustavo Madero no desmintió esa relación que lo colocaría en una posición delicada si es que eso tiene que ver con las candidaturas que, con serias irregularidades que han irritado a los panistas, decidió darles a Larrazábal y a Gracia para el Senado y la Cámara de Diputados. Porque hay otra versión que dice que esas dos candidaturas en realidad fueron negociadas por Ernesto Cordero y Rogelio Carvajal a cambio de apoyo de Larrazábal y su “tribu” para la elección interna panista.
Si eso fuera real, Madero debe deslindarse de las ligas con esos personajes o su ya debilitado liderazgo se vería seriamente afectado. Por lo pronto ayer los panistas discutían en su reunión del CEN si se mantenía a Larrazábal y a Gracia como candidatos o si se les eliminaba de las listas, algo que ayudaría a que Gustavo Madero libre la amenaza de escisiones y rupturas en el panismo, aunque de cualquier modo nunca ha sido, y tal vez ya no lo será, lo que se dice un líder fuerte. Tal vez también eso lo heredó del tío abuelo.
NOTAS INDISCRETAS… “Nadie experimenta en cabeza ajena”, dice el dicho, pero Enrique Peña Nieto parece que al fin aprendió que la puntualidad es una virtud importante en la política, sobre todo en campaña. Porque después de lo que le pasó a Josefina Vázquez Mota el domingo, que tras una espera de tres horas a rayo del sol la gente se le fue al iniciar su discurso, Peña Nieto, quien ha tenido problemas de impuntualidad desde que era gobernador, ayer pareció pescarla en el aire y a las 12 en punto inició el evento de toma de protesta en Dolores, Guanajuato. Aunque fue un acto cerrado, el auditorio estaba lleno y para no cansar a la concurrencia –otro error de Vázquez Mota que hubo tres oradores antes que ella– sólo habló el Pedro Joaquín Coldwell por cinco minutos y luego el discurso del candidato Peña que duró 17 minutos. Lo dicho, cuando veas las barbas de tu vecino cortar…La carnicería contra Rafael Morgan el jueves pasado en San Lázaro, tuvo un antecedente. Antes de la comparecencia del secretario de Función Pública, el coordinador de los diputados del PAN, Francisco Ramírez Acuña, ordenó a los legisladores panistas no presentarse a la reunión, con lo que prácticamente lo dejaron solo y a merced de la oposición que, literalmente lo hizo pedazos. Y ante la poca pericia política de Morgan, que se enconchó y no respondió a las preguntas de los legisladores, hizo que la mayoría decidiera presentar una inédita queja formal contra el secretario a su jefe el Presidente; parece que Ramírez Acuña está molesto porque el PAN no lo hizo senador y le cobró su molestia a Morgan Ríos que salió apaleado y acusado de San Lázaro… Nueva semana. Los dados abren con Escalera.
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