No es fácil hablar de democracia cuando los problemas de hambre y éxodo se convierten en parte de la cotidianidad. El pasado miércoles el ministro de Defensa de Mali, Sadio Gassama acudió al cuartel militar en Kati, ubicado a 15 kilómetros de la capital, Bamako. El objetivo de su visita era concientizar a los militares sobre la situación vulnerable que vive la región norte del país, es decir, les avisó que varios contingentes tendrían que viajar a aquella región para luchar en contra del grupo independentista Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), controlado por la etnia tuareg quienes, desde el año pasado, fundaron su agrupación con un objetivo: separarse de Mali.

 

El ministro de Defensa no logró concluir su discurso. A las afueras del recinto un grupo de soldados cogió sus armas, apuntaron hacia el cielo y detonaron la salida de balas produciendo un sonido ensordecedor. El general Gassama suspendió el evento y se marchó. “Los familiares de los militares se niegan a que sus parientes sean enviados al frente”, comentó un oficial del ejército. En esos momentos, una centena de soldados asaltaba las estaciones de televisión y radio públicas con el objetivo de informar a la población del golpe de Estado.

 

Mali tiene una población de 13.4 millones de habitantes y fue una colonia francesa. El espectro religioso lo dominan los musulmanes (80% de la población) y su ingreso per cápita no supera los 700 dólares (menos de lo que cuesta un iPad). Si bien su sistema político es parlamentario, Alapha Omar Konaré permaneció diez años en el cargo (1992-2002) y lo sucedió el actual presidente Amadou Tounami Touré, el presidente que recibió el pasado miércoles un golpe de Estado y, por el momento, desconoce su paradero.

 

El presidente Touré reconoció el martes pasado que el país pasa por “un momento difícil” debido a que la rebelión del movimiento cesionista Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) es apoyado por el grupo terrorista de Al Qaeda en Magreb Islámico, por el grupo islamista radical “Ansar al Din” y por excombatientes de las fuerzas del difunto coronel libio Muamar Gadafi.

 

Desde que inició la rebelión del MNLA más de 30 mil civiles malienses han buscado refugio en Argelia a causa de la oleada de violencia que ensangrienta el norte del país. Para la ONU la cifra asciende a 100 mil si se le agrega a Argelia, Burkina Fasso, Mauritania y Nigeria como destinos elegidos por los malienses que huyen de su país.

 

El terreno dominado por el MNLA cubre el 70% de la región Azawad que en su totalidad mide 850 mil kilómetros cuadrados. Mali, en su conjunto, mide 1.2 millones de kilómetros. Es decir, los territorios de Alemania y España caben en la región controlada por el MNLA. De ahí el debilitamiento del presidente Touré. Mohamed Ag Neyim, un dirigente rebelde del MNLA declaró al periódico argelino Al Watan, que “nuestras victorias se sucedeny nuestras derrotas no son importantes, los soldados de Mali rechazan combatir y nosotros mantenemos detenidos a 150 militares, entre ellos varios oficiales (…) Es el pueblo el que ha decidido reivindicar su autonomía. Ha visto que no tiene nada que compartir con Bamako (la capital del país) y que quiere la independencia de su territorio”.

 

El miércoles pasado, militares malienses tomaron la sede de la televisión pública para detonar un golpe contra Touré colocando varias baterías antiaéreas frente al edificio de la televisión. El primer aviso que dieron a la población a través de los medios trató de infundir calma, “no tenemos ningún problema con la población, regresen a sus casas”. En ese momento el presidente Touré se encontraba reunido en el palacio presidencial. Acto seguido los espacios aéreos fueron cerrados por los golpistas y la cadena de televisión privada Africable suspendió transmisiones.

 

En el palacio presidencial se libraron choques entre las fuerzas leales y las golpistas produciendo, al menos, 50 muertos.

 

Unas horas después, entre el desorden y saqueos, Amadou Konaré, un portavoz golpista, informó que el MNLA tiene al menos a tres ministros del gobierno derrocado en un cuartel cercano de la capital. Dos de los tres ministros son el de Relaciones Exteriores y el de Administración Territorial. De igual manera declaró que suspendieron la Constitución declarando toque de queda hasta el próximo martes.

 

Mali tiene programas elecciones presidenciales para el 29 de abril. Un grupo de militares determinó que la salida de Touré se adelantaba por la fuerza 37 días.(EFE)