El papa Benedicto XVI inicia su vigésimo tercer viaje por el mundo, fuera de Italia, en casi siete años de pontificado. Es su segundo viaje a América Latina, donde impulsará una nueva evangelización y exhortará a sus habitantes a la reconciliación y a luchar contra la violencia, el narcotráfico y la injusticia y a favor de la paz.

 

“Invito a todos a acompañarme con su cercanía espiritual, para que en esta visita se cosechen abundantes frutos de vida cristiana y renovación eclesial, que contribuyan al auténtico progreso de esos pueblos”, ha dicho el papa en la vigilia del viaje.

 

Benedicto XVI, de casi 85 años, ya estuvo en 2007 en América Latina, pero en esa ocasión sólo visitó Brasil. Ahora vuelve a dos países de lengua española para proclamar de nuevo el Evangelio a esos pueblos que fueron evangelizados hace 500 años, que siguen siendo fieles a la Iglesia, pero en los que avanza la secularización y la penetración de las sectas.

 

Según el papa, ha llegado el momento para volver a evangelizar “con una fe recia” esa región donde viven casi la mitad de los más de mil 200 millones de católicos del planeta.

 

La primera etapa del viaje es México, donde se encontrará, según el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, con un país que se enfrenta a la violencia, la corrupción, el narcotráfico, que obliga a todas los mexicanos a “refundar” la nación sobre los valores cristianos, “que son la convivencia pacífica, la hermandad, la solidaridad y la honradez”.

 

El papa va a encontrar también un México que se prepara para elecciones presidenciales.

 

En ambientes políticos la visita ha levantado suspicacias, ya que el hecho de que sólo se entreviste con el presidente, Felipe Calderón, lo consideran como un apoyo al Partido Acción Nacional (PAN), lo que ha sido tajantemente negado por la Iglesia.

 

A Cuba llega catorce años después de la visita de Juan Pablo II, y va a encontrar “una Revolución en proceso de perfeccionamiento de su modelo político, económico y social”, según afirmó el embajador cubano ante la Santa Sede, Eduardo Delgado. Pero también va a encontrar una Iglesia católica más visible, que se ha convertido en interlocutora con el Gobierno. Según el cardenal Bertone, la visita ayudará a los cubanos en su camino hacia la democracia. (EFE)