En el salón de clases, los alumnos estudian las leyes y las sanciones en caso de incumplimiento. Al preguntarles hablan con soltura de conceptos como Estado de derecho, normatividad, y otros alrededor de la “cultura de la legalidad”; pese a ello, admiten que fuera de las aulas realizan actos considerados ilícitos como comprar piratería.
Desde hace cinco año, la asignatura “Fomento de la Cultura de la Legalidad” se integró al programa de estudios de primero de secundaria en 28 estados del país, en respuesta al escenario de violencia e inseguridad en el país.
La asignatura gira en torno a cinco temas principales: adolescencia; democracia y estado de derecho; derechos humanos; cultura de la legalidad; y la participación del adolescente en la cultura de la legalidad.
Maestros responsables de impartir la materia y los propios estudiantes de la secundaria técnica 114 en la capital del país reconocen los beneficios de este aprendizaje. “Esta clase sirve para reforzar los valores de casa y formar un criterio de lo que estamos viviendo, de nuestras leyes y de nuestras actitudes”, asegura Salma, estudiante de segundo de secundaria, quien tomó la materia el ciclo escolar anterior.
“Sirve también para regular las acciones que hacemos todos los días y las sanciones que podemos recibir por hacer algo mal”, dice Ángel, del último año de secundaria. “Aprendo cosas que no sabía, como los derechos de los adolescentes que no conocía y ahora sé que protegen”, señaló por su parte Omar, de primer año.
Sin embargo, conocer las leyes y normas también les ha permitido a los menores darse cuenta que hay acciones en la escuela, en la calle o en su casa que no deberían suceder y que pasan todo el tiempo.
Pero al salir de las aulas la realidad es otra, no coincide con lo aprendido en la escuela. Un diagnóstico de la Fundación México Unido contra la Delincuencia –que promovió la materia en todo el país-, reveló que 17% de los profesores encuestados manifestó que los contenidos resultan contradictorios con la realidad de los estudiantes.
Cuando platicamos en clase cosas que son ilegales, se sorprenden y lo reflexionan. Por ejemplo, los diablitos en la casa para colgarse de la luz, ellos creían que era normal porque todos en la colonia lo hacen. Aquí lo platicamos y entienden dónde está el problema. Pero regresan a su casa y se dan cuenta que todo mundo lo sigue haciendo”, subrayó Gustavo Bautista, el profesor que inició la materia de “Cultura de la Legalidad” en ese plantel.
“Yo sé que la piratería es un delito. Pero soy muy descuidada, pierdo mis discos o los rompo, y entonces prefiero comprar uno barato que perder uno que me costó más de 100 pesos”, explicó Escarlet, de tercer año.
“Mis papás también saben que está mal comprarla –piratería-, estoy seguro. Pero supongo que prefieren hacerlo por economía o porque es más sencillo”, agregó Omar.
En este sentido, la encuesta de legalidad de la Consulta Mitofsky muestra que 15% de la población en general, sin importar su condición social, considera que la piratería no es ilegal y acepta que la compra. Además, indica que al dar mordidas, tirar basura en la calle o no usar el cinturón d seguridad no se está violando ninguna ley.
“Tirar basura en la calle es el ejemplo de que a la gente no le interesa cambiar su actitud. Algunos aprendemos a no hacerlo, pero otros siguen haciéndolo y le faltan al respeto a los demás”, expresó María Fernanda. “Los adultos saben que hay cosas que están mal, que son ilegales y aun así las siguen haciendo, pero es porque ya no quieren cambiar”, afirmó Omar.
Agustín Basave, autor del libro Mexicanidad y esquizofrenia, explica que el mexicano actual tiene dos caras, igual que el dios Jano. Una de ellas es la moral y las acciones correctas, mientras que la otra se salta las leyes o abusa de ellas porque encuentra en ello un beneficio propio.
El autor afirma que para modificar estas actitudes “la educación es la clase, pero también tenemos que hacer una nueva Constitución y acercar leyes a la realidad. Nuestra Constitución no funciona porque no está hecha para funcionar”, por lo que el cambio debe ser desde la raíz. El problema, dice, radica en que las leyes no funcionan porque están hechas en otra realidad, por personas que la desconocen.
Los maestros se quejan
La asignatura estatal “Fomento de la Cultura de la Legalidad”, se integró al programa de estudios de primero de secundaria en 2005. Actualmente se imparte a 603 mil menores en 28 estados de la Republica Mexicana, aunque la Secretaría de Educación Pública está pugnando porque se amplíe a todas las entidades como una materia optativa.
Sin embargo, dentro de la currícula escolar no tiene una secuencia ni un antecedente. Está ubicada en el rubro de Comprensión del Entorno Natural y Social, que engloba a las materias de ciencias naturales y sociales, como la biología, la historia o la química.
No obstante, maestros de secundaria que la imparten señalan que la continuación es Formación Cívica y Ética, que se da en segundo y tercer año, aunque los temas no son los mismos ni hay continuidad.
“Ahora apareció un tema sobre legalidad en segundo, pero es lo único que se enlaza con lo que se vio en primero”, señaló el profesor Gustavo Bautista, que imparte Formación Cívica y Ética.
Además, el profesor consideró que Cultura de la Legalidad debería impartirse hasta tercer año, cuando los alumnos tienen una mayor capacidad de reflexión y análisis.
“Además, habrán entendido primero su entorno con la materia de civismo, y después entenderán las leyes que lo rigen”, aseguró Eva Ramírez, subdirectora de la secundaria técnica 114.
Numeralia
15% cree que no viola la ley al comprar piratería
20% piensa que puede circular sin cinturón de seguridad
17% asegura que no hay violaciones si tira basura en la calle
10% dice que no se viola la ley al dar mordida a un policía
FUENTE: Consulta Mitofsky “Mexicanos y su contacto con la ilegalidad cotidiana”.