Silao, Gto., 25 Mar.Benedicto XVI pidió hoy a los católicos mexicanos tener un corazón puro que les permita afrontar las dificultades, un corazón nuevo no insensible y engreído sino humilde en el reconocimiento de las propias debilidades.

 

Ante más de 400 mil personas congregadas en el Parque Bicentenario de esta localidad para asistir a una misa, el Papa constató los “momentos de dolor y de esperanza a la vez”, por los cuales atraviesa en la actualidad el pueblo de México y también otros de Latinoamérica.

 

“Pidamos a la Virgen María que nos ayude a purificar nuestro corazón, especialmente ante la cercana celebración de las fiestas de Pascua, para que lleguemos a participar mejor en el misterio salvador de su hijo, tal como ella lo dio a conocer en estas tierras”, dijo.

 

“Y pidámosle también que siga acompañando y amparando a sus queridos hijos mexicanos y latinoamericanos, para que Cristo reine en sus vidas y les ayude a promover audazmente la paz, la concordia, la justicia y la solidaridad”, agregó.

 

También advirtió a los fieles mexicanos contra la tentación de caer en una fe superficial e incoherente, animándolos a recuperar la alegría de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a su Iglesia.

 

“De esta alegría nacen también las energías para servir a Cristo en las situaciones agobiantes de sufrimiento humano, para ponerse a su disposición, sin replegarse en el propio bienestar”, sostuvo.

 

Benedicto XVI instó a superar el “cansancio de la fe” por medio de la “misión continental”, una estrategia de revitalización del catolicismo en América Latina.

 

En un discurso pronunciado en español, el líder católico recordó que Juan Pablo II deseaba ardientemente visitar el cerro del Cubilete y el monumento a Cristo Rey ubicado en su cima, pero nunca pudo hacerlo.

 

“Seguramente se alegrará hoy desde el cielo de que el Señor me haya concedido la gracia de poder estar ahora con ustedes, como también habrá bendecido a tantos millones de mexicanos que han querido venerar sus reliquias recientemente en todos los rincones del país”, apuntó.

 

“Pues bien, en este monumento se representa a Cristo Rey. Pero las coronas que le acompañan, una de soberano y otra de espinas, indican que su realeza no es como muchos la entendieron y la entienden”, añadió.

 

Aclaró que el reinado de Cristo no consiste en el poder de unos ejércitos para someter a los demás por la fuerza o la violencia, sino que se funda en un poder más grande que gana los corazones: el amor de Dios que él trajo al mundo con su sacrificio.

 

Precisó que nadie puede quitar ni olvidar el “señorío de Jesús”, a quien los católicos pidan que reine en sus corazones haciéndolos puros, dóciles, esperanzados y valientes en la propia humildad.  (Notimex)