El informe adelantado que se inventó el presidente Calderón el pasado miércoles, además de la saludable entrevista colectiva que le ofreció a los conductores y periodistas de Televisa –que participan en la mesa Tercer Grado-, confirman a un presidente desesperado. ¿Por qué?
Porque si alguien sabe lo que está en juego en los 90 días venideros y el 1 de julio, es precisamente Felipe Calderón. ¿Y que está en juego? Poca cosa, se juega la percepción de la sociedad respecto al gobierno de Felipe Calderón.
En otras palabras, que el sentido del voto ciudadano que se depositará en las urnas –y los niveles de abstencionismo o de anulación de voto-, tienen que ver con el rechazo y/o la aceptación que experimenten los ciudadanos –habilitados como electores-, respecto del éxito o el fracaso del gobierno de Felipe Calderón.
Por esa razón, porque Calderón entiende que está en juego el juicio ciudadano a su gestión como presidente, en las semanas recientes el jefe de las instituciones prácticamente se convirtió en el jefe de la campaña de la señora Josefina Vázquez Mota.
Y el extremo se produjo el pasado miércoles, cuando Calderón se inventó un inédito informe sexenal, a pocas horas de que arrancara la contienda presidencial formal, que hoy comienza. Pero no fue todo. También de manera inusual, la mesa de opinión, Tercer Grado, de Televisa, le ofreció al presidente una entrevista colectiva, en donde se habló de todo -o de casi todo-, y en donde apareció un presidente relajado, bien informado y claro en la defensa de sus logros.
LLEGA DERROTADA
Sin embargo, y a pesar de la indudable campaña proselitista que a lo largo del país llevó a cabo el presidente Calderón durante meses, lo cierto es que ese activismo no se ve reflejado en la intención del voto de la candidata Josefina Vázquez Mota.
En realidad, la aspirante azul no se mueve de la segunda posición, y se mantiene a casi 15 puntos porcentuales de distancia del puntero de la contienda, y a siete puntos del tercer lugar. Lo más grave del asunto –sobre todo si se compara en el tiempo que a estas alturas, en la elección presidencial de 2006, Calderón ya había alcanzado a AMLO-, es que no existe ningún indicio de que esas tendencias pudieran modificarse en el plazo inmediato.
Más allá del activismo del presidente –que como ya vimos, no le ha dado votos a Vázquez Mota-, los potenciales electores no tienen a la vista un solo incentivo que los haga voltear a ver, a considerar a la candidata del PAN como una posibilidad no solo ganadora, sino convincente.
Y es que es evidente que el PAN cometió un error garrafal durante el proceso de selección de su candidato o candidata presidencial. A pesar de que todas las voces de dentro y fuera del PAN denunciaron que era fatal abrir la contienda a diez aspirantes, y retrasar los tiempos del procedimiento de selección, el PAN de Gustavo Madero se empeñó en un método que favorecía sólo a su preferido, pero que era un verdadero tsunami para todo el partido.
Hoy el PAN paga las consecuencias. Su candidata llega derrotada y con muy pocas posibilidades reales de remontar una distancia casi imposible de superar en sólo 90 días, claro, sin contar con las dos semanas de la Semana Santa y la Pascua. ¿Qué va a hacer la señora Vázquez Mota? ¿Dará un golpe de timón? ¿Acaso estará en espera de un milagro, sobre todo luego de la visita exitosa para el gobierno, de Benedicto XVI?
MANOTAZO TIBIO Y TARDIO
Por lo pronto, la tarde del mismo miércoles, el PAN y los estrategas de campaña de Vázquez Mota dieron a conocer cambios en la estructura del la dirigencia del partido azul. Llegan políticos como Juan Manuel Oliva, Francisco Ramírez Acuña y Felipe González, entre muchos otros, que dizque llegarán para evitar los horrores que se han cometido en la campaña de la “señora candidata”.
Sin embargo, a pocos convencieron esos cambios. ¿Por qué? Porque parecen tardíos, tibios e insuficientes. Y la razón es, otra vez, elemental. Vale recordar que el señor Juan Manuel Oliva no sólo estuvo en contra de la señora Vázquez Mota a lo largo de casi todo el proceso de selección del candidato presidencial del PAN. Fue uno de los más activos promotores de la campaña de Ernesto Cordero.
Dicen que Oliva cambión de rumbo a último momento, sin embargo, fue el responsable de crear grandes y graves problemas al PAN, como la imposición de su sucesor, sin contar con una crisis en Guanajuato que no va a tardar mucho tiempo en estallar. En el PAN muchos se preguntan si la llegada de oliva como palanca para cambiar el rumbo de la campaña de la señora Vázquez Mota, no es un premio a la traición.
A su vez, si bien es cierto que Francisco Ramírez Acuña y Felipe González son dos reconocidos operadores del PAN, también es verdad que no son la mejor imagen para un cambio radical, como el que pretende el equipo de Vázquez Mota.
Es decir, que si bien requieren obreros maestros de obra, albañiles y arquitectos para remozar la casa de la campaña presidencial, también reclaman de manera urgente un buen vendedor de esa nueva casa. ¿Quién será el vendedor, con imagen, credibilidad, reconocimiento y confianza, que le diga a los electores que vale la pena comprar la causa y la casa de la señora Vázquez Mota?
El PAN y la campaña de Vázquez Mota requieren una imagen como la de Diego Fernández de Cevallos; con peso, aval político, moral y la suficiente inteligencia como para convencer sobre “las bondades” de que los electores compren la casa y la causa de Acción Nacional.
Sin embargo, si salen con la gran noticia de que el “gobernadorcito” de Guanajuato será el gran cambio, el manotazo podría resultar contrario a lo que se busca. Es decir, el caldo saldría más caro que las albóndigas. ¿Cara o Cruz?
¿Se acuerda?
Hace seis años, el entonces presidente nacional del PRD, Leonel Cota, acusó al IFE de ser parcial en contra de Andrés Manuel López Obrador.
Cota aseguró que ni él ni su partido confiarían en los resultados que diera a conocer el IFE.
Hoy, seis años después, el “renovado” Andrés Manuel vuelve a cuestionar al órgano electoral.
Hace unos días, Obrador reprobó la –según él –, desigual repartición de espacios en medios.
Sin embargo, lo que el candidato no dice es que esos espacios se distribuyen según la ley. El número de spots corresponde al porcentaje de votos de cada partido en la última elección.
¿Acaso Andrés Manuel ya prepara el terreno para “mandar al diablo a las instituciones”?
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