Si bien la reunión de la cumbre del G-20 de este 2012 se dará en Los Cabos los días 18 y 19 de junio de este año -por cierto, época poco tradicional para esta reunión que se celebra en los últimos dos meses de cada año-, los trabajos que se han venido realizando muestran un dinamismo considerable por parte de la Cancillería mexicana, la cual ha llevado a cabo una serie de reuniones y encuentros importantes como la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores, la correspondiente a Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales, la reunión de Centros de Investigación (Think Tanks) y tiene previsto llevar a cabo reuniones sobre la Juventud (Y-20) y sobre el tema de Turismo, así como la que será la cumbre del sector privado (B-20) amén de las que se darán en la Ciudad de México en septiembre y noviembre respectivamente con la participación de los alternos y de Ministros de Relaciones Exteriores.
¿Porque la importancia de este evento de orden mundial para nuestro país? México ha logrado en esta última etapa de la administración del presidente Calderón recuperar el protagonismo que siempre debió tener por su importancia económica y diplomática en el mundo, participando de manera activa y propositiva en el G 20, grupo “informal” que reúne a las mayores potencias económicas y a otros invitados que coyunturalmente resultan de importancia, así como a los organismos internacionales como OCDE, BIRF ( Banco Mundial) BID, FMI, con el objeto de avanzar en posiciones de negociación que se concretan en los foros relevantes una vez acordadas las políticas de carácter global a seguir.
Es en este foro de la mayor relevancia, independientemente de su carácter no vinculatorio, donde se perfilan las políticas económicas para el corto y mediano plazos que atañen y definen el futuro de las naciones. Desde hace algún tiempo el interés ha rebasado el ámbito estrictamente financiero y ahora se cubren temas como energía, materias primas, anticorrupción, empleo y turismo, por señalar los que de momento se encuentran en la agenda.
En particular el esfuerzo mexicano se ha concentrado en el tema de crecimiento verde y se ha reconocido que se requiere de la mayor atención y voluntad política por parte de los líderes de gobierno para atender lo que debe imperar en las políticas nacionales y globales, el desarrollo sustentable y la lucha contra el cambio climático, en particular en los temas relacionados con energía, materias primas y su insoslayable liga con los temas financieros que son parte integral de las políticas a diseñar.
Ante el impasse que se ha dado en el tema de la renovación de los compromisos ambientales una vez que concluya el Acuerdo de Kioto este año, se requiere insistir en al menos la continuidad de los compromisos y en la creación de un nuevo instrumento o mecanismo que comprometa a las naciones mas contaminadoras (Estados Unidos y China) a adoptar las medidas urgentes que requiere la sustentabilidad del planeta a pesar de los costos económicos y políticos que conllevan. Por ello, el tema del crecimiento verde resulta no sólo de interés sino de urgente concreción.
Por otro lado el tema de seguridad alimentaria, el comportamiento de los precios de las materias primas, la optimización en la utilización del agua y la reducción de la pobreza, requieren así mismo de decisiones que permitan acceder a los estadios de bienestar mínimos dentro de un contexto de desarrollo sustentable.
Cuando las proyecciones de población para 2050 señalan que más de 9 mil millones de personas habitarán el planeta y se requiere casi duplicar la oferta de alimentos en un modelo de producción sustentable, que optimice la utilización de agua, disminuya considerablemente los impactos ambientales de la producción agrícola y eleve sustancialmente la productividad en el campo, es absolutamente indispensable que se tomen decisiones urgentes. El tiempo es irrecuperable.
*Director de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Anáhuac. México Norte.