Aunque inició como una moda para jóvenes que buscaban adrenalina, el llamado turismo verde representa hoy una opción incluso para familias enteras. Desde hace 10 años, esta actividad registra un crecimiento anual de 4%, similar al que muestra la industria turística en general.

 

“Nuestro sector inició como una moda, pero hoy es un sector muy específico en el país. Sí ha crecido, no al ritmo que crece el producto sol y playa, pero siempre hay compra de servicios”, afirmó Dalila Calvario Benítez, directora de la Asociación Mexicana de Turismo de Aventura y Ecoturismo.

 

Desde hace una década estos viajes han tenido un crecimiento de 4% anual, pero sigue al alza, tanto por el número de viajeros como de prestadores de servicios. Este porcentaje es similar al incremento del turismo a nivel nacional, que se ubicó entre 4 y 5% durante los últimos tres años.

 

Tan sólo entre 2005 y 2010, unos 20 millones de personas tomaron esta opción de viaje, lo que dejó una derrama económica de más de cinco mil millones de pesos.

 

Y es que familias completas demandan cada vez más servicios seguros, accesibles y de calidad, por lo que hoteles, restaurantes y guías de turismo se han especializado en este tipo de actividades que son amigables con el medio ambiente.

 

Un estudio de la Confederación Nacional Turística reveló que ocho de cada 10 viajeros buscan que los espacios que visitan sean amigables con el medio ambiente, de ser así ya no regresan.

 

“El turista que busca aventura, que busca naturaleza, es un turista que ya aprendió a comprar, que ya está sensibilizado hacia el contacto con actividades al aire libre y las comunidades rurales, les tiene respeto”, añadió la directora.

 

La asociación divide el turismo verde en tres categorías, que pueden terminar convergiendo en un mismo destino. El primero es el turismo de aventura, que requiere de un trabajo físico en la naturaleza, como el rappel, el descenso de rápidos, escalada o bicicleta de montaña.

 

El ecoturismo es aquel donde el servicio está enfocado en la observación de la naturaleza, como la visita al Santuario de Mariposa Monarca o el avistamiento de ballenas.

 

Y finalmente el turismo rural, donde el viajero comparte las tradiciones de una comunidad, desde la gastronomía, su vestimenta, hasta la cosmovisión de sus pobladores.

 

Como ejemplo, Calvario Benítez señaló que la asociación y la Secretaría de Turismo capacitaron a los indígenas rarámuris para ser guías especializados, manejar una tirolesa de tres kilómetros de largo y proporcionar servicios de hospedaje y alimentos en Barrancas del Cobre, Chihuahua.

 

Lo mismo ha sucedido en Morelos, Hidalgo o Veracruz, donde se impulsa a las comunidades rurales para promover las bellezas del lugar, al mismo tiempo que se generan empleos.

 

Calvario Benítez señaló que el turismo verde ha mantenido precios accesibles. Actualmente, dijo, familias enteras buscan paquetes con actividades para los hijos, padres y hasta los abuelos. “Hemos ampliado nuestros servicios para que al final del día la familia se pueda reunir a platicar sus aventuras”, expresó Calvario.

 

La inseguridad golpea, pero también la crisis económica

 

Si bien el clima de violencia en el país ha tenido cierto impacto en un menor crecimiento del turismo en el país, Dalila Calvario Benítez, directora de la Asociación Mexicana de Turismo de Aventura y Ecoturismo consideró que esta tendencia es resultado también del factor económico, “porque la gente tiene otras prioridades”.

 

En particular, la inseguridad en algunos estados del país ha mermado al turismo nacional, que representa 86% de la derrama que hay en este rubro. La Confederación Nacional Turística señaló que los asaltos en carretera y la presión de los grupos armados a los empresarios son las que causan pérdidas a este sector económico.