En México, ni partidos políticos ni organizaciones sociales ‘independientes’, ni campañas electorales o ‘compromisos de campaña’ consideran a ‘la tercera edad’ –hombres y mujeres- de manera rigurosa y comprometida. ¿Por qué? Simple y sencillamente porque ‘no son mercado electoral’ y representan más un costo político que una inversión, según ese criterio.
A los ‘viejos’ ya no se les tiene que convencer de las maravillas de cada candidato o las de este o aquel partido: ellos ya lo saben, su voto es definitivo, han vivido largos gobiernos priístas, la transición y los fracasos políticos de los dos gobiernos recientes…
Hombres y mujeres que de pronto rebasan los 60 años están en el estribo de un tren que va a toda velocidad, pero que ya no los puede ni los quiere llevar: se convierten en “una carga pesada, improductiva, inútil y costosa”… De ahí que la mayoría de los programas sociales en México están orientados a atender a niños en desventaja o adultos en edad productiva y a los que se ayuda para seguirlo siendo, ‘mientras el cuerpo aguante’.
En atracción política están fuera de combate, no importa que para este proceso electoral los mayores de 60 años representen 15.5% del padrón electoral, es decir 12.8 millones de un padrón total de 84.6 millones de mexicanos al grito de guerra; y no importa tampoco que 48.4% de este padrón tenga de 20 a 39 años y sean estos últimos los de más baja participación electoral.
“En las elecciones de 2009, la participación ciudadana alcanzó su máximo en el grupo de 65 a 69 años, con 57.8%, superando el promedio nacional en 13.7 puntos”, según un estudio del IFE.
Aun así, el resultado social y económico es dramático para la tercera edad. Según datos del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), en México hay una población económicamente activa de tres millones de adultos mayores; dos millones tienen empleos informales; sólo un millón cuentan con prestaciones sociales y sólo 20% de esta población tiene pensión.
Un millón de los adultos mayores están incorporados al mercado formal de trabajo y dos millones se abren paso en empleos informales, sin prestaciones. En el caso urbano venden en mercados callejeros, limpian coches, conducen taxis, hacen quehaceres o empacan productos en tiendas de autoservicio.
Así, 75% de los adultos mayores no cuenta con una pensión. Son los ‘ancianos en precariedad’: “Los más de 10 millones de mexicanos mayores de 60 años son prácticamente invisibles a los ojos de las aseguradoras, las entidades de crédito y hasta ignorados por las marcas, en sus estrategias de mercado”.
Según Alejandro Orozco, director del INAPAM, “está clarísima la discriminación en términos de edad, donde las empresas simplemente dicen que ya no les son útiles porque no van a ser productivos”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que en México las principales causas de mortalidad de la población mayor de 60 años son la diabetes mellitus, los tumores malignos, las enfermedades del corazón, las cerebro- vasculares y los padecimientos crónicos de las vías respiratorias…
Así que es políticamente incorrecto, dirán los partidos políticos y sus operarios modernos, atender a una población que no es ‘sexy’ políticamente hablando y, por lo mismo, nada para ellos; acaso el acarreo necesario, acaso la aparición esporádica de la anciana que porta un sobre con peticiones para el o la candidata y que entrega a cambio de un abrazo cariñoso y un beso, para la fotografía…
La desgracia de la vejez en México está a la vista. Nada para ellos. Nada para quienes trabajaron toda su vida para la construcción de una nación. Nada para quienes fueron jóvenes y vigorosos -como usted o como yo, en este momento- y quienes trabajaron para la construcción de su país, de su hogar y de su presente: no alcanzaba para el futuro, que ya llegó.
En países europeos con democracias consolidadas y con sentido de responsabilidad social se otorga pensión a los hombres y mujeres de la tercera edad por el sólo hecho de haber nacido en su país, por el sólo hecho de acumular experiencia y por el sólo hecho de que lo que tenían que hacer ya lo hicieron. ¿Cuándo en México? ¿Será alguna vez?
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