Conocimos Chiapas (qué oportunidad) durante la pasada semana mayor, y sedado por su magnetismo y hospitalidad, comparto lo vivido.
San Cristóbal de las Casas fue la sede que adoptamos para movernos, y el Domingo de Ramos fue buena ocasión para conocerla desde la plaza de su Catedral. Lo primero que llama la atención es la belleza de la ciudad colonial, colorida, rodeada de montañas no muy altas, de amable trazo ortogonal donde predominan construcciones de un solo nivel con techos de teja. Destaca la intensidad de la vida peatonal presente en los principales “andadores”. Visitamos muchos lugares pero el museo Na Bolom, el parador de San Juan de Dios, la galería Eklektik, el Hotel Casa del Alma o el Hotel B¨o (de Muro Rojo, notable por su arquitectura y diseño contemporáneos), son de mención ineludible. Pronto advertimos que el diseño textil o el café son fortalezas del Estado y del País. Hicimos una ruta de iglesias llegando a un “plato fuerte” que es el ex Convento y Templo de Santo Domingo, una de las más bellas iglesias del Estado, de cierto estilo barroco que reviste su fachada y que ostenta motivos y diseños indígenas realizados en argamasa, algo impresionante.
San Juan Chamula, a unos 10 km. de San Cristóbal es habitado principalmente por Tzotziles. Se trata de un sitio que conserva las culturas y costumbres prehispánicas mezcladas con el cristianismo evangelizado por los Dominicos. El sitio de mayor interés es el interior de la iglesia, en el que se desarrollan oficios y rituales que poco tienen que ver con la liturgia católica. El ambiente interior es intenso, místico, sin bancas, con música y cantos desconcertantes, velas, hierbas, posh (aguardiente)…una atmósfera surrealista pero extrañamente sublime. Muy cerca se encuentra su panteón con el vestigio de una iglesia que resulta singular escenario de ceremonias funerarias.
Zinacantán es otra población-a unos 10 Km de San Juan Chamula-, también habitada por Tzotziles, en la que se percibe una atmosfera diferente (históricamente diplomáticos y negociadores), coloreada por mujeres ataviadas con los textiles que producen. Una alegría.
Amatenango del Valle, (rumbo a Comitán), es un poblado que produce cerámica de barro extraordinaria con unos locales comerciales a pie de carretera notables por su diseño. Queda camino a la Cascada de “El Chiflón” donde tuvimos el primer contacto con la majestuosidad de la naturaleza Chiapaneca.
Comitán, (en dirección sur hacia la frontera con Guatemala) es la tercera ciudad más importante del estado, cuna de Rosario Castellanos o de Belisario Domínguez, e independientemente de su arquitectura colonial, su gastronomía ocupó nuestra atención mayormente, que sabores.
El cañón del sumidero a 5 kms de Tuxtla Gutiérrez, de belleza imponente, remata en Chiapa de Corzo, con un ex Convento (de doble patio) y Templo Dominicos de gran belleza también, además de su muy famosa fuente de tabique que siempre nos remite a la arquitectura contemporánea de Carlos Mijares. El calor se atenúa tomando un delicioso “pozol”, bebida hecha de maíz y cacao…
Toniná, a unos 85 Km de San Cristóbal, y 10 Km del zapatista Ocosingo (hacia la Selva Lacandona), es un centro ceremonial maya de gran escala con abundantes restos arqueológicos. Lo apreciamos más gracias a la fabulosa obra de teatro “Palenque Rojo” que vimos previamente en San Cristóbal de las Casas. Excelente.
Tecpatán, a unos 90 km de Tuxtla Gutiérrez, hacia Veracruz, representó una peregrinación que nos recompensó sobradamente con el muy espectacular ex Convento Dominico, que conserva ostensiblemente su majestuosidad. Vaya patrimonio.
Tuxtla Gutiérrez, finalmente, una ciudad moderna –en franco crecimiento- que nos sorprendió con un espléndido zoológico o con el centro de convenciones de Abraham Zabludovsky.
Hasta aquí por espacio, pero no sin agradecer y reconocer la infinita hospitalidad del maestro Jaime Valls, Rector de la Universidad Autónoma de Chiapas, y de su apreciable familia. Gran paseo!
Comparto croquis de viaje.
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