En la última década la cifra de divorcios en el Distrito Federal se disparó en más de 100%, al pasar de 14 por cada 100 matrimonios en el año 2000, a 30 en 2010.

 

Según cifras proporcionadas por el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF), Édgar Elías Azar,  de cada tres juicios de divorcio que se promueven,  dos los solicitan las mujeres.

 

En el marco de la presentación del libro “Alienación parental”, el titular del Poder Judicial local dijo que hace 40 años, sólo tres de cada 100 matrimonios se separaban, pero el comportamiento de esa unión civil ha variado, por lo cual los cónyuges ya no se sienten obligados a mantenerse unidos.

 

En su opinión,  el “oasis de libertades en el Distrito Federal” ha provocado que no sólo las parejas que viven en esta ciudad, sino también quienes vienen de otros estados a residir, determinen aprovechar esa circunstancia.

 

Particularizó que la figura de divorcio incausado, que está vigente en el Distrito Federal, ha satisfecho a los jueces, “porque quien estaba bajo violencia procesal era la mujer y ahora sólo se circunscribe al tema de la custodia de los hijos y al tema del haber patrimonial de la pareja (disputa de bienes)”.

 

En relación con los factores que provocan el divorcio, Elías Azar dijo que en ocasiones hay adulterio, en otras incompatibilidad de caracteres y en otros simplemente el hombre o la mujer ya no quieren vivir con su pareja.

 

Al referirse a la influencia del proceso de divorcio sobre los hijos, consideró que un fenómeno preocupante para el cual se debe de capacitar a los jueces es la alienación por parte de alguno de los padres, es decir, que adoctrinan a los hijos en contra del padre o de la madre.

 

“Lo que el juez no debe de perder de vista jamás es el interés superior del niño; es decir, debemos todos cuidar al niño (…) yo lamento mucho que la ciencia jurídica, la ciencia psiquiátrica y todas las ciencias, pues, digo, hayamos tardado tanto en descubrir este problema tan grave, que es el de la alienación”, argumentó.

 

Y al referirse sobre quién de los cónyuges incurre en este tipo de conducta, estableció que es generalmente la madre la que abusa de tener en custodia al hijo y lo aliena en contra del padre, aunque admitió que también se llegan a registrar casos contrarios.