“¿Lo importante es el medio?… Yo celebro que se lea y se escriba más”, afirmó Ricardo Raphael, periodista y analista político, al cuestionarle sobre el contraste que hay entre leer un libro de tinta y papel y uno digital.

 

La experiencia es parecida, la diferencia no se distingue en ese momento pero sí al terminarlo, “no es lo mismo tenerlo en el librero, volverlo a hojear, verlo un poco maltratado y subrayado, que tenerlo archivado en la computadora”.

 

No obstante, reconoció que los e-books, o libros electrónicos son menos pesados, más fáciles de conseguir (sobre todo si no existen físicamente en el país) y a veces hasta más baratos.

 

Con motivo del Festival del libro y la rosa, que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) festeja por cuarta ocasión, dijo hay que dejar que la literatura siga creciendo en todas sus expresiones y por la vía que mejor le convenga, ya que más que el Día Internacional del Libro lo que se celebra cada 23 de abril es la creación literaria, de cómo ella se vuelve un instrumento de comunicación “y por lo tanto de comunidad”.

 

Miguel Ángel Quemain Sáenz, ex director de Publicaciones y Difusión del Archivo General de la Nación (AGN), comentó que la ventaja de los libros electrónicos es que pueden ser “una buena herramienta” para estudiantes e investigadores, ya que significa la posibilidad de tener bibliotecas enteras con sólo un click; las de la UNAM, la de la Universidad de Guadalajara, la de Oaxaca, Puebla o la Biblioteca México ubicada en Balderas, en la capital, son algunos de los ejemplos que enlistó y se pueden consultar en línea.

 

El también profesor de la carrera de Comunicación y Periodismo, escritor y psicoanalista señaló que recomendó que antes de escoger en qué formato se debe conseguir un libro hay que saber para qué se usará, si se requiere inmediatez podrá ser un e-book, pero si es por placer, en el caso de Miguel Ángel Quemain, prefiere uno de papel, ya que, según su experiencia, al ver al objeto sobre su escritorio o en uno de sus libreros provoca que se le ocurran ideas nuevas, a diferencia de una computadora con archivos.

 

“Los libros no se acaban con una lectura, son objetos que uno frecuenta, y a veces los e-book sí se acaban con la primer lectura, se vuelven libros desechables”, lamentó.

 

Antonio Cervantes, abogado, economista y escritor, al término de la presentación del libro El México Indignado, coincidió con Ricardo Raphael en que la experiencia electrónica es cómoda, pesa mucho menos, debido a que es más fácil que traer “un tabicón cargando”, pero le gusta ver los libros físicamente, observar las portadas, sentirlos, tocarlos.