Durante los gobiernos del PAN, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) perdió al 81% de su personal. Más de 2 mil servidores públicos renunciaron o se jubilaron.
El órgano de inteligencia y contrainteligencia del Estado, encargado de prevenir riesgos contra la seguridad interna, sólo mantuvo a 541 elementos de su personal original. Casi el 50% de esas salidas ocurrieron en la administración de Eduardo Medina Mora, primer director del CISEN en los gobiernos panistas.
Un ex funcionario del Centro aseguró a 24 HORAS que las renuncias y jubilaciones fueron obligadas o provocadas por los directores designados por los gobiernos del PAN y, en otros casos, porque quienes trabajaban desde hace más de una década “no encontraron ni la mística de un órgano de Estado ni su respaldo, y mejor se fueron”.
Las paradojas de los panistas en torno al CISEN no sólo se han reflejado en la movilidad de su personal, sino también se han visto en las declaraciones sobre cómo encontraron el organismo, los supuestos cambios que han implementado al interior y, principalmente, en el incremento de su presupuesto, el cual se triplicó, siendo en el año 2000 menor a mil millones de pesos y designándose para este año más de 2 mil 700 millones de pesos.
Sin embargo, el órgano que tiene a su cargo las investigaciones y el análisis que permitan al Estado prevenir y atender amenazas y riesgos internos y externos, no ha funcionado de manera eficaz en el ámbito político y criminal, por ejemplo.
Para el ex directivo del Centro consultado por este diario y que pidió no revelar su nombre, simplemente “los panistas acabaron con el CISEN, lo redujeron en todos los sentidos: capacidad operativa, entrenamiento, visión y mística. Retrocedimos 20 años, ahora muy pocos dentro del Centro tienen hoy esa visión de una institución de Estado”.
Estrategia trunca
En 1989 se formalizó la creación del CISEN como una institución que pretendía constituirse como un organismo de inteligencia profesional similar al Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel (MOSSAD), al Servicio Secreto de Inteligencia de Reino Unido (MI5) o un tanto al Buro Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés).
Su primer director fue Jorge Carrillo Olea y junto con personajes como Jorge Tello Peón, Alejandro Alegre y Wilfrido Robledo, por ejemplo, tomaron como ejemplo la estructura de órganos de inteligencia exitosos en otros países para construir el Centro, que se constituyó como un órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación.
Los fundadores diseñaron desde la seguridad del edificio que ocuparon, los objetivos, la metodología y compartimentación de las investigaciones y análisis de la información que se elaboraban, y hasta los procesos de selección, supervisión y capacitación del personal.
El Centro fue cuestionado a lo largo de los años por su opacidad, las investigaciones políticas que desarrollaba y, en algunos momentos, por la falta de atención y prevención de hechos como la crisis económica de 1993, el levantamiento zapatista en enero de 1994 o los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, ocurrido en ese mismo año, por ejemplo.
Para 1999, el CISEN tenía 2 mil 846 efectivos, de acuerdo con los documentos entregados por ese órgano a 24 HORAS. Ese personal estaba distribuido en sus oficinas centrales, en delegaciones ubicadas en cada estado del país y en algunas embajadas de México en países como Estados Unidos, España, Brasil, Francia, Italia y Argentina, entre otros.
Para la creación de la Policía Federal Preventiva, ahora Policía Federal, el CISEN proporcionó 589 de su personal adscrito a la Dirección de Protección, área especializada en contrainteligencia. Esos elementos fueron sustituidos en el Centro por el ingreso de 554 nuevos agentes, según los documentos oficiales.
En los últimos cuatro años del gobierno del presidente Ernesto Zedillo, el presupuesto otorgado al Centro creció hasta en casi un 300%. Así, en 1996, el CISEN recibió 239 millones113 mil 900 pesos y cuatro años después, en el 2000, el Congreso le aprobó 954 millones 269 mil 350 pesos.
En esos años se destinó entre el 35 y 60% del total al pago del personal, bajo el rubro de “gastos personales”; el resto se destinó a la compra de equipo, adquisición de bienes inmuebles y contratación de servicios.
Sin embargo, a partir de 2001, ya en los gobiernos panistas, la ecuación en presupuesto y su uso no sólo creció, sino que se transformó.
Un director sin experiencia “pierde” a su personal
En diciembre de 2000, Fox nombró como director del CISEN a un hombre sin experiencia en las áreas de seguridad nacional: Eduardo Medina Mora. Se anunció entonces la elaboración de un diagnostico y que, nueve meses más tarde, se presentó a los medios de comunicación, en el cual se reconocía el servicio civil de carrera que tenía, su nivel de profesionalización, el rigor metodológico y analítico que había logrado y, principalmente, que no había sido penetrado por el narcotráfico.
Como debilidades, Medina Mora señaló la carencia de un marco jurídico que le formalizara como un órgano de Estado, lo que en los gobiernos anteriores había permitido su utilización como área de espionaje político, lo cual, aseguró, no ocurriría en esa administración.
Pero su reconocimiento al CISEN no fue acompañado con las acciones. En 2001 el Centro tenía, de acuerdo con los documentos de la institución, con 2 mil 648. Ese año renunciaron 225 y 230 se acogieron al programa de retiro voluntario, los cuales fueron sustituidos íntegramente por nuevos elementos.
En ese mismo 2001, el CISEN recibió de presupuesto un incremento del 21% respecto al año anterior, en total mil 157 millones 790 mil 756 pesos, de los cuales, el 63% se utilizó en gastos personales y el 18%, más de 202 millones, en la compra de materiales y suministros, un monto de inversión que no se repetiría hasta la fecha.
A partir de entonces, año con año, al Centro renunciaron, abandonaron el empleo o se jubilaron, en promedio por año, 150 personas. Entre 2000 y 2005 en que dirigió Medina Mora el CISEN renunciaron mil 48 efectivos, 275 se jubilaron, 11 abandonaron el empleo y a 24 se les encontró algún tipo de responsabilidad administrativa o se les perdió la confianza; además, 16 murieron. Es decir, el director del organismo perdió al 47% de personal.
Para septiembre 2007, tras las explosiones en ductos de Pemex atribuidas al Ejército Popular Revolucionario y ante la ineficacia del Centro, el entonces secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, aseguró que recibió una dependencia deteriorada, en la que no se invirtió en tecnología de punta y se redujeron mil plazas.
“Efectivamente, recibimos un CISEN en condiciones que con el transcurso del tiempo había venido deteriorándose su estructura y en condiciones no claras para el proceso de este tipo de atentados”, dijo Ramírez Acuña durante su comparecencia en septiembre de 2007 ante el pleno de la Cámara de Diputados.
Siguen saliendo
Desde el principio de los gobiernos panistas hasta la fecha, un total de 2 mil 305 empleados perdió el CISEN por diversas razones y fueron contratados 2 mil 301 personas nuevas.
De acuerdo con la información del propio organismo, al primero de enero de 2012 cuenta con 3 mil 293 efectivos, de los cuales mil 58 se ubican en el interior del país y en las representaciones del extranjero.
La movilidad dentro del organismo no fue obstáculo para que creciera su presupuesto, se gastara más en servicios personales y menos en compra de equipo. En 2003, por ejemplo, el presupuesto alcanzó los mil millones 374 mil 821 pesos, de los cuales el 81% se utilizó en servicios personales.
Para 2008 el presupuesto fue de mil 270 millones 486 mil 462 pesos, de los cuales el 75% se utilizó en el pago del personal, lo que supera los 955 millones, poco más de 21% para servicios generales y sólo el 2.9% para gasto de materiales y suministros.
En este año, el presupuesto del CISEN asciende a 2 mil 766 millones 469 mil 878 pesos, de los cuales el 58% serán para gastos personales, el 38% para servicios generales que incluyen desde viáticos, servicios profesionales que se contratan y hasta el pago de arrendamientos, reparación y mantenimiento de instalaciones. El resto, más de 94 millones, para pago de materiales y suministros del organismo.
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