La Suprema Corte de Estados Unidos inició hoy los argumentos orales sobre la constitucionalidad de la ley SB 1070 de Arizona, en un caso que podría sentar un precedente nacional sobre el derecho de los estados a implementar políticas migratorias.
El abogado general de la nación, Donald Verrilli, y el jurista Paul Clement disponen de 60 minutos para presentar ante los nueve magistrados los argumentos en contra y a favor respectivamente de la legalidad del estatuto que ha inspirado leyes similares en todo el país.
La revisión coincide con el segundo aniversario de su promulgación por la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, y en medio de la carrera presidencial donde el tema migratorio ocupa un lugar central entre el presidente Barack Obama y el ex gobernador Mitt Romney.
Mientras Obama ha criticado abiertamente el estatuto de Arizona y busca su eliminación, Romney lo consideró como un “modelo” a nivel nacional en un cortejo al sector más conservador de su Partido Republicano.
Aunque la legislación de Arizona ha sido parcialmente suspendida, su desenlace es seguido por otros estados con legislaciones similares, como Alabama y Georgia, así como por organizaciones de defensa de migrantes que buscan su derogación definitiva.
Para impedir su entrada en vigor en 2010, el Departamento de Justicia interpuso una demanda para declarar inconstitucional la SB 1070 por considerar que viola la cláusula constitucional que determina la supremacía del mandato federal sobre el de los estados.
La demanda del Departamento de Justicia argumenta que la ley de Arizona viola la Cláusula de Supremacía de la ley federal en la materia y que también viola la Cláusula de Comercio al lesionar las relaciones de Estados Unidos con México.
Las partes claves de la SB 1070, incluyendo la autorización a las policías locales a detener a cualquier sospechoso de residir en forma ilegal en Estados Unidos, permanecen suspendidas por orden de la magistrada federal Susan Bolton.
El caso detonó la movilización inédita de organizaciones de defensa de los migrantes, de hispanos, así como de grupos religiosos y cívicos de todo el país, muchos de los cuales viajaron a Washington para estar presentes en la histórica audiencia.
Por separado, la jueza Elena Kagan, nombrada por el presidente Obama, se recusó de participar en el caso, porque como Abogada de la Casa Blanca trabajó en argumentar la inconstitucionalidad de la medida.