Un atentado suicida causó hoy la muerte de nueve personas en Damasco, capital de Siria, y alimentó el creciente escepticismo sobre el plan de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para poner fin a la crisis en ese país.

 

El ataque, en el que otras 28 personas resultaron heridas, ocurrió cerca de una mezquita cuando los fieles salían para unirse a las protestas contra el régimen sirio, cuyas fuerzas de seguridad mataron al menos a 21 manifestantes en todo el país, según activistas.

 

La televisión estatal siria dio cuenta de la explosión cerca de la mezquita de Al-Abidin, en el distrito capitalino de Midan, y la atribuyó a “terroristas”, un término empleado por el gobierno del presidente Bashar al-Assad para referirse a sus opositores.

 

Entre las víctimas de este ataque se encuentran civiles y miembros de las fuerzas de seguridad, indicó el reporte.

 

El régimen sirio ha responsabilizado en repetidas ocasiones a “grupos armados” de la violencia en el país y recientemente los acusa de no acatar el cese al fuego propuesto por el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, que entró en vigor el pasado 12 de abril.

 

Sin embargo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha señalado que el régimen sirio está violando el plan de paz, que establece el alto al fuego de ambas partes como vía para poner fin a un conflicto que ha dejado más de nueve mil muertos desde marzo de 2011.

 

Los activistas comités locales de coordinación informaron esta noche que masivas movilizaciones antigobierno tuvieron lugar en varias ciudades del país, incluidas Damasco, Hama y Homs, donde las fuerzas de seguridad dispararon contra manifestantes.

 

Al menos 21 personas murieron por disparos del ejército en todo el país, pese a la presencia de un pequeño grupo de observadores de la ONU, cuyo número se incrementará de 30 a 300 en las próximas semanas.