Por primera vez en 74 años, México podría permitir la inversión privada en su petróleo y gas, las terceras reservas más grandes de Latinoamérica.

 

Enrique Peña Nieto, que se encuentra a la cabeza en todas las principales encuestas de opinión para ganar las elecciones presidenciales del 1 de julio y miembro del Partido Revolucionario Institucional, que nacionalizó la industria 1938, dijo el 12 de abril que la producción petrolera de México “puede tener un mejor desempeño y crecer” mediante la inversión privada.

 

El mismo día, su rival más cercana, Josefina Vázquez Mota, propuso que cotice en bolsa una participación minoritaria en el monopolio petrolero estatal, Petróleos Mexicanos, cuyos ingresos ascienden a 126 mil millones de dólares.

 

Vender acciones en el mayor proveedor de petróleo de Estados Unidos abriría una industria cuya producción ha bajado en los últimos ocho años, afectada por la menguante inversión y la falta de tecnología y experiencia para la perforación en aguas profundas. El efectivo podría financiar la producción en el golfo de México y de gas de esquisto que Brasil y Estados Unidos utilizaron para revolucionar sus mercados de energía.

 

“Se ha roto el tabú” de la inversión privada, dijo el miembro del consejo de administración de Pemex, Héctor Moreira, en una entrevista. “El que la gente esté hablando de participaciones privadas es un primer paso. Y es un paso que no está desencadenando una reacción negativa del público”.

 

Desde murales en las escuelas hasta discursos en el Congreso, Pemex ha sido promovida como un símbolo de soberanía y orgullo nacional. Sin embargo, esa imagen está desvaneciéndose conforme las importaciones de combustible y los precios aumentan y las metas de producción de crudo no se cumplen.

 

Aunque la compañía aumentó sus inversiones a más del cuádruple en la última década a unos 23 mil millones de dólares al año y expandió su exploración, ninguno de sus 18 proyectos de exploración en aguas profundas en el golfo de México ha descubierto crudo comercialmente viable. Sin una inversión suficiente, México podría convertirse en importador de petróleo para 2020, de acuerdo con un estudio de Rice University en Houston.

 

Una reforma petrolera en 2008 abrió los proyectos de exploración y producción a empresas privadas y extranjeras por primera vez desde la expropiación de Petróleos Mexicanos sin otorgarles la propiedad o derechos sobre las reservas de crudo. El año pasado, Pemex concedió dos bloques a Petrofac y uno a Schlumberger para que produzcan crudo de yacimientos antiguos. El monopolio estatal está ofreciendo ahora seis desarrollos más, incluso yacimientos marítimos, a desarrolladores privados.

 

Los contratos basados en desempeño quizá no traigan suficiente inversión privada para revertir la caída en la producción, dijo Antonio Szabo, director general de la empresa de investigación de Houston Stone Bond Technologies y ex director de suministro de la estatal Petróleos de Venezuela.

 

“Estos incentivos no son tan atractivos como las sociedades”, dijo Szabo en una entrevista.

 

Una potencial oferta pública de acciones de Pemex podría atraer nuevos inversionistas y emisores a la Bolsa Mexicana de Valores. En los últimos 10 años, México ha tenido 27 salidas a bolsa, en comparación con las 134 de Brasil.

 

Petroleo Brasileiro vendió acciones al público por primera vez en diciembre de 1957 en la Bolsa de Río de Janeiro, que ya no existe, y en los últimos 10 años ha subido más de 500%. La compañía captó hasta 70 mil millones de dólares en 2010 para ayudar a financiar su plan inversión de 224 mil millones de dólares, con el propósito de explotar los hallazgos de petróleo más grandes en el continente americano en tres décadas.

 

La producción de Pemex bajó a 2.55 millones de barriles al día en promedio, en comparación con hasta 3.38 millones de barriles al día en su máximo en 2004. El país tiene las terceras reservas probadas de petróleo más grandes de Latinoamérica después de Venezuela y Brasil, con 13,810 millones de barriles, y sus recursos de gas de esquisto podría ser de 460 billones de pies cúbicos, de acuerdo con la empresa.

 

Peña Nieto escribió en un editorial publicado el 18 de marzo, el día del aniversario de la expropiación, que la realidad actual es distinta a la de hace siete décadas, y que el país no tiene el capital y la tecnología requeridas.

 

El secretario de Energía Jordy Herrera dijo el mes pasado que el presupuesto de la compañía para hacer frente a todos los retos es insuficiente. Pemex necesita cambiar la ley para obtener más fondos y crear un “modelo similar al de Petrobras o lo que decidamos”, dijo en referencia a la paraestatal brasileña.

 

Pemex quería invertir más de 30,000 millones de dólares este año, pero el gobierno federal redujo sus planes a unos 23,000 millones de dólares, e incluso esos fondos no están disponibles a la velocidad o con la flexibilidad requerida por la empresa. Pemex pagó casi 60% de sus ingresos en impuestos, efectivo utilizado para financiar un tercio del presupuesto del país.

 

Moreira dijo que cualquier plan para hacer que Pemex se comporte más como una empresa y no como una paraestatal requería cambios a la ley fiscal primero.

 

Una encuesta del 30 de marzo de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCA) mostró que 47% de los encuestados apoya la venta de una participación en Pemex en la Bolsa Mexicana de Valores, mientras que 36% se opone a esa opción.

 

“Esta es la primera vez que el tema se discute en una campaña presidencial, al menos de manera tan explícita”, dijo Jorge Chabat, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas de la Ciudad de México. Si el nuevo presidente llega con un mandato, debería ser suficiente para mitigar cualquier oposición en el Congreso, dijo.

 

Herrera, secretario de Energía, dijo que los legisladores podrían proceder con los cambios fiscales para Pemex incluso antes de que comience el nuevo sexenio, el 1 de diciembre.

 

La magnitud de los problemas de Pemex podría estar resultando mayor que el sentimiento nacionalista en contra de cualquier privatización, dijo Chabat.

 

Peña se reunió este año con el director de la Bolsa, Luis Téllez, dijeron dos personas enteradas de la reunión que pidieron no ser identificadas porque no están autorizadas para hablar al respecto. Se trató el tema de un posible registro de acciones de Pemex, dijo una de las personas.

 

Suponiendo que los pasivos de pensiones de Pemex no sean transferidos al gobierno federal como proponen algunos ejecutivos de la empresa, el valor accionario de la compañía podría ascender a unos 47,800 millones de dólares, de acuerdo con datos compilados por Bloomberg. Si el gobierno asume parte de los pasivos de pensiones y subsidios financiados actualmente por Pemex, el valor podría ser mayor.

 

Los retos de Pemex crecen día a día. Su producción ha caído a un mínimo en 12 años, y su pérdida trimestral previa fue la mayor desde 2008.

 

Cambiar la ley para permitir la venta de una participación en un proyecto de producción de crudo o en Pemex requeriría un cambio constitucional. Dichas enmiendas deben ser aprobadas por dos tercios del Congreso, por 16 de las 32 legislaturas estatales del país y ser firmadas por el Presidente.

 

Andrés Manuel López Obrador, el candidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática que perdió las elecciones presidenciales de 2006 por un escaso margen, se opone a la mayoría de las privatizaciones en la industria petrolera. Dijo que las propuestas de sus opositores “deteriorarán el sector en todo sentido”.