Para la representación de las Naciones Unidas en Derechos Humanos, el homicidio de la corresponsal del semanario Proceso, Regina Martínez, es un síntoma de la oscuridad que prevalece para no proteger la libertad de prensa y a los defensores de derechos humanos. “Los periodistas ya no están seguros ni en sus casas”, agregó.
El representante de la Alta Comisionada de las Naciones para los Derechos Humanos, Javier Hernández Valencia, consideró que es muy grave la situación para los periodistas del país.
Entrevistado al término de la inauguración del Tercer Ciclo de Conferencias y Mesas Redondas sobre Temas de Actualidad en Derechos Humanos, dijo que el asesinato de la corresponsal de la revista ha causado un profundo malestar, y la condena la realizó el pasado martes la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Navi Pillay, mediante un comunicado emitido en Ginebra.
Hernández Valencia consideró que no deja de ser doloroso “que mientras avanzamos con nuevos parámetros de protección, con la Ley Federal de Mecanismos de Protección, encontramos que estos hechos se repiten”.
Señaló que el homicidio de la periodista veracruzana que laboró también en medios como El Diario de Xalapa y La Jornada, siguen recordando que las leyes deberían ser útiles y bienvenidas en el terreno en la prevención.
Sin embargo, dijo que el homicidio de Martínez da cuenta de que estamos en la oscuridad, porque ahora los periodistas no pueden sentirse seguros ni en sus casas.
Durante el gobierno del priista, Javier Duarte, en Veracruz, se han contabilizado cinco homicidios de periodistas que, dijo el representante de la ONU, cuyas investigaciones no presentan avances.
Externo que “las autoridades no han dado muestras de poder recomponer, con eficacia, con filosofía, con rapidez, la forma en que abordan estos, casos y el músculo con el que abordan la respuesta es la impunidad”.
Por otra parte, Hernández Valencia calificó como urgente que los estados que forman parte de la frontera norte de México legislen en materia de desapariciones forzadas, porque el fenómeno es preocupante.
Y es que, dijo, no sólo los grupos delincuenciales están llevándose a la gente, sino que hay una alta incidencia de funcionarios y policías que sustraen personas.