Finalmente Marvel lo logró. Después de una larga y penosa lista de cintas y teleseries fallidas (desde aquella donde el traje del Hombre Araña parecía pijama, hasta la cinta enlatada de los Cuatro Fantásticos), la compañía editorial consigue superar a su rival, la DC, en el único terreno que esta última dominaba: la creación de películas basadas en superhéroes.

 

Y es que, en este tipo de cintas el éxito no se mide en críticas o premios, se mide en dólares y hoy día, The Avengers ha recaudado $260 millones USD; un éxito rotundo, y eso que aún no se estrena en Estados Unidos.

 

No hay secreto, The Avengers es una película que no toma riesgos, que entrega a sus fans justo lo que buscaban ver: una tranquiza épica entre sus héroes favoritos y luego contra Loki, el hermano de Thor quien pretende dominar la tierra.

 

Todos los fans del orbe ya proclaman a esta como la mejor cinta de superhéroes en la historia; cosa que no es de sorprenderse, basta recordar que en 2008 una legión de fanáticos nombraba a Chris Nolan como el nuevo Kubrick por el tándem The Dark Knight – Inception.

 

Difícil pues hacer una crítica sobre esta cinta sin herir la susceptibilidad de los millones de fans, …pero alguien tenía que hacerlo.

 

Cierto, The Avengers es una película divertida, un entretenimiento genérico que tiene al menos dos personajes destacables: el siempre carismático Robert Downey Jr., cuyo rolling gag sobre el enorme ego del científico Tony Stark, adquiere nuevos niveles de pedantería frente a postes como Captain America y Thor, mismos que acá sólo sirven de decoración y pretexto para que las chicas suspiren al ver tanta musculatura.

 

Pero quien se lleva por completo el show es HULK y su alter ego Bruce Banner. Interpretado con precisión por Mark Ruffalo, no sólo entrega gloriosos one-liners (“I’m always angry”) sino que, entre tanto dios grandilocuente, resulta el personaje más entrañable.

 

El problema es que (aunque gente como Michael Bay insista en lo contrario) una película no puede ser solamente dos horas de golpes y efectos, se necesita un guión y una historia que contar. Es ahí donde Avengers encuentra su punto más débil. La historia es completamente prescindible, el guión no tiene pies ni cabeza; es el clásico relato de buenos contra malos carente de profundidad y que sólo sirve de pretexto para la acción.

 

El humor es lo mejor de Avengers, pero cuando la película pretende ponerse seria (esos diálogos sobre salvar al mundo, aquellas misteriosas siluetas a las que reporta Samuel L. Jackson), traiciona sus propias motivaciones de blockbuster palomero. No se decide entre ser entretenimiento serio o una vil cinta de acción.

 

Así, la culminación del supuesto “plan maestro” de Marvel es mucho menor a la suma de sus partes. No sólo le sobran personajes (Hawkeye es completamente prescindible), sino que le falta una historia que haga trascendente el conflicto.

 

Puede que muchos piensen que soy un exagerado, que no todo debe ser cine de autor; y tienen razón, pero tampoco me parece pecado exigirle a una película basada en cómics un poco más de profundidad y un poco menos de pirotecnia.

 

The Avengers (Dir. Joss Whedon, 2012)

3 de 5 estrellas.

Guión: Joss Whedon; a partir de los cómics de Stan Lee y Jack Kirby. Con: Robert Downey Jr, Scarlett Johansson, Mark Ruffalo, entre otros.

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