En días pasados la secretaría de Hacienda dio a conocer que la economía mexicana está creciendo a un ritmo anual de 4%. Ése es el dato que lanzó en su informe de las finanzas públicas para el primer trimestre del año.

 

El dato llamó la atención por inesperado. Diría que por ‘inesperadamente mejor’ de lo que la mayoría de los analistas económicos y observadores pensaban y cuyos pronósticos se colocaban entre 3% y 3.5%, después de que en el último trimestre del año pasado la economía parecía declinar y su crecimiento fue de ‘solo’ 3.7%.

 

Sin embargo la percepción sobre el ritmo de crecimiento económico ha mejorado en las últimas semanas. En la más reciente encuesta entre especialistas levantada por el Banco de México el pronóstico promedio fue de 3.62% para el año.

 

El 4% del primer trimestre parece demasiado bueno para creerlo. De hecho en una entrevista reciente el periodista y conductor del noticiero de UnoTV, José Cárdenas, me preguntó con tono de incredulidad si acaso la cifra de Hacienda era “optimista”. Y es que nos cuesta creerlo pero se dieron más vientos a favor de lo que pensábamos.

 

Aunque las cifras detalladas sobre el PIB al primer trimestre que da a conocer INEGI las tendremos hasta el 17 de mayo, no cabe duda que el 4% de crecimiento anunciado tiene que ver, principalmente, con el buen comportamiento del sector industrial estadounidense, principalmente en enero y febrero pasados.

 

Este buen comportamiento de la industria estadounidense sostuvo un crecimiento cercano a 10%, a tasa anual, de las exportaciones mexicanas durante el primer trimestre, con un particular dinamismo del sector automotriz (creció 13.8%) que representa casi una cuarta parte del total de las exportaciones de la economía y que tiene un poderoso efecto multiplicador hacia el sector manufacturero del país.

 

En el crecimiento exportador está la principal explicación del dinamismo visto en el arranque del año. De hecho el índice general de actividad económica, IGAE, creció 6.2% a tasa anual en febrero pasado, con un crecimiento de 5.9% en el sector secundario relativo a manufactura y construcción, principalmente.

 

Pero hay otro factor que también contó para sumar al dinamismo económico mostrado durante el primer trimestre del año: el crecimiento de la producción agrícola. Es muy probable que en las cifras de INEGI veamos un crecimiento sorprendente en el sector primario en general al primer trimestre, por la sencilla razón de que la base de comparación anual fue muy baja.

 

No hay que olvidar que durante el primer semestre de 2011 las sequías azotaron al campo mexicano y la producción cayó fuertemente. De allí que, como consecuencia, veamos en el primer y segundo trimestres de este año crecimientos anuales de dos dígitos en la producción agrícola y que servirán para engrosar el crecimiento del PIB.

 

Ahora la pregunta es si el motor exportador seguirá ‘jalando’ a la economía al mismo ritmo que lo hizo el año pasado. Todo parece indicar –los primeros reportes de abril muestran que el dinamismo continúa- que los temores sobre la industria estadounidense se han ido disipando poco a poco.

 

Si eso se confirma, es probable que el crecimiento anual de la economía mexicana esté mucho más cerca del 4% que del 3% que se pronosticaba al inicio de año.

 

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