Pese a que el gobierno estatal de Veracruz rechazó conocer un listado de 32 periodistas amenazados, quienes habrían solicitado seguridad ante autoridades locales, existen por lo menos seis reporteros que están exiliados tras los homicidios de representantes de los medios de comunicación en la entidad.

 

La violencia en contra de la prensa ese estado, dejó la semana pasada un saldo de cuatro reporteros asesinados, lo cual ha provocado que los comunicadores adopten medidas para preservar su seguridad, pero sobre todo, su vida.

 

De los 14 reporteros que habían regresado a Veracruz tras sufrir amenazas el año pasado, por lo menos seis de ellos volvieron a autoexiliarse, por la falta de condiciones para el ejercicio de su trabajo.

 

Algunos otros optaron por quedarse en el estado, a pesar de que consideran que no hay garantías para ejercer su trabajo y no puede confiarse en las autoridades locales, porque hasta ahora “no han hecho nada para frenar los ataques contra la prensa, ni para darles seguridad a quienes están amenazados”, indicó un reportero del puerto de Veracruz.

 

Otros, aunque no están amenazados, dicen sentir zozobra pero no solicitan medidas cautelares porque tampoco confían en las autoridades locales.

 

Los datos duros y la situación de inseguridad e impunidad en ese estado, a decir de algunos reporteros entrevistados, provoca que “no te sientas seguro; aunque no tengas amenazas, te da miedo, ves lo que está pasando y piensas qué vas a hacer para que a ti no te pase”, apunta un reportero que labora en la capital de esa entidad.

 

Recuerda que el año pasado, tras los homicidios de  los periodistas del periódico Notiver, Miguel Ángel López Vela y su hijo Misael, en junio, y el  de Yolanda Ordaz, en julio, a los reporteros que estaban amenazados los sacó del estado la Secretaría de Marina.

 

“Se los llevaron en un helicóptero, eran 14 o 15”, comenta.

 

Otros periodistas determinaron irse por sus propios medios y abandonaron el puerto de Veracruz, porque también existían amenazas en su contra.

 

De ese grupo de periodistas amenazados, dos de ellos regresaron en enero pasado y los asesinaron el pasado jueves 3 de mayo, tras secuestrarlos. Ellos eran Gabriel Huge y Esteban Rodríguez, ambos reporteros gráficos, quienes habían trabajado para Notiver. La amenaza en su contra llegó después de que asesinaron a Yolanda Ordaz de la Cruz.

 

De 16 periodistas que se habían ido al autoexilio, para no poner en riesgo su vida, porque también les habían advertido que podría pasarles algo, 14 regresaron también entre enero y febrero del presente año.

 

Sin embargo, los homicidios  de los reporteros gráficos, Huge, Rodríguez y Guillermo Luna, cuyos cadáveres fueron encontrados desmembrados en la zona conurbana de Veracruz y Boca del Río.

 

Y el del pasado sábado 28 de abril en Xalapa, de la corresponsal de Proceso, Regina Martínez, provocaron que cuando menos seis de los que regresaron y pretendían quedarse a residir, salieran entre el jueves por la tarde, y la mañana del pasado viernes, a fin de protegerse.

 

Uno de los amenazados que decidió regresar y permanecer, pese al homicidios de sus tres compañeros es Hugo Gallardo, corresponsal de Televisa.

 

Veracruz, primer lugar

 

Veracruz, durante los últimos 11 meses se ha convertido en un sitio donde los reporteros se sienten en riesgo, porque se han cometido ocho asesinatos de periodistas y han ocurrido dos desapariciones de reporteros, sin que a la fecha se conozca de su paradero.

 

Además de los siete periodistas asesinados, ya citados en el texto, también está el homicidio de Noel López Holguín del periódico La Verdad, registrado  el1 de junio del 2011.

 

Hay  también dos reporteros desaparecidos en ese estado, durante el sexenio del priista, Javier Duarte de Ochoa: Evaristo Ortega Zarate, plagiado el 19 de abril de 2010, y Gabriel Manuel Fonseca Hernández, plagiado el 17 de septiembre de 2011.