En el debate, a excepción de Quadri que no tiene con quien pelear, los candidatos se centraron en sí mismos y un par de propuestas optimistas. Por el tipo de formato, no se esperaba profundidad en las ideas. Las posturas son sólo pinceladas de sus prioridades y entendimiento de la realidad. Sin embargo, ante preguntas abiertas, la no mención de ciertos temas muestra que priorizan el México del papel más que el de la calle. Aquí algunos ejemplos.
No se habló de la “lucha contra el crimen organizado”, ni del mercado de drogas o de la expansión del terror. Nadie mencionó los costos sociales y económicos de la violencia. Los 60,000 muertos y sus parientes estuvieron fuera de la discusión. Sólo Josefina mencionó de pasada la ley de atención a víctimas pero obvió mencionar que se desconoce hasta el nombre de los muertos.
En materia de seguridad, todos hablaron de tener más policías iguales pero con distintos nombres y algunos distintivos: con disciplina militar (josefina), parecida a la chilena (Quadri), una gendarmería (Peña) o simplemente diferente (López Obrador). Todos quieren policías pero nadie habla de procuración de justicia. No mencionaron la necesidad dar autonomía al ministerio público o la generación de investigaciones serias que se sustenten en los juzgados. Obviaron la necesidad de reducir el índice de impunidad.
En materia económica, nadie habló de economía informal, de su tamaño o de la necesidad de buscar mecanismos para incorporarlos a la formalidad. Quieren erradicar la corrupción y perseguir a los funcionarios responsables pero olvidan que la corrupción es producto de la sobreregulación y la opacidad. Ni siquiera mencionaron alternativas para evitarla como la desregulación o la sistematización. Tampoco hablaron de los 16.5 millones de individuos que, según la CONCANACO, están desempleados o en la economía informal (comparables solo con los 15 millones de afiliados al IMSS). Olvidaron a la mitad de la población económicamente activa. ¿pensarán que la informalidad también se combate a punta de pistola o con sentencias vitalicias cuando ni expedientes pueden armar?
También excluyeron al desarrollo regional. Los candidatos mantienen la inercia centralista. Critican a los municipios como si todos fueran iguales.
Nadie mencionó a los gobernadores ni al congreso. Josefina solo se refirió a los primeros para criticarlos y de paso, ofrecerles una policía, por si no profesionalizan la suya. Nadie habló de consensos o de coordinación intergubernamental. Ofrecen reformas y reasignaciones presupuestales extraordinarias como si el congreso pudiera someterse a sus intereses. Esto no sucedería ni aunque alguno ganara con mayoría. Los gobernadores tienen un poder que no abandonarán gratuitamente. Su influencia en las cámaras, con los grupos de interés locales y con los alcaldes, no se regala, se negocia. Sin embargo, los candidatos hablan como si México tuviera una democracia suave, con posturas moderadas y coincidentes.
A pesar del desdén por el trabajo político, todos hablan de reformas estructurales. Las consideran clave del para destrabar el futuro nacional y generar un crecimiento económico tipo BRIC. Olvidan los candidatos que entre cambiar la ley y aplicarla hay un abismo. Los candidatos piensan entorno al México institucional, al escrito en el papel, aunque este sea sólo una parte del mismo. Mientras tanto, el México informal, y las prácticas que corroen la interacción social mantienen su crecimiento sin siquiera ser tomadas en cuenta.
@cullenaa | Fb: La caja de espejos