China expulsó hoy a la corresponsal jefe de la sección en inglés de la televisión por satélite qatarí Al Yazira, Melissa Chan, una medida inédita en los últimos 14 años que parece confirmar el progresivo endurecimiento de la actitud de Pekín hacia la prensa extranjera.

 

Según la propia cadena, las autoridades chinas se negaron a renovar el permiso de trabajo de Chan, acreditada en el país desde 2007, y a conceder uno nuevo para que fuera sustituida, por lo que se ha visto obligada a suspender la corresponsalía en inglés, aunque mantiene su plantilla en árabe.

 

El Club de Corresponsales Extranjeros (FCCC, siglas en inglés) apuntó, por su parte, que la razón está vinculada a la emisión el pasado octubre de un polémico documental, hipótesis que las autoridades no han confirmado.

 

El reportaje se centraba en los llamados campos de “reeducación” chinos, integrados en su mayoría por disidentes políticos y religiosos.

 

Además, reproducía la entrevista a un seguidor de Falun Gong, tema delicado para Pekín desde que en 1999 ilegalizara este movimiento espiritual cuando contaba con más de 60 millones de adeptos.

 

En una rueda de prensa ofrecida tras conocerse la noticia, el portavoz del ministerio chino de Asuntos Exteriores, Hong Lei, no aclaró qué norma había infringido la reportera estadounidense y se limitó a reiterar que es obligación de los periodistas extranjeros cumplir las regulaciones del país.

 

“Creo que los medios en cuestión tienen muy claro qué tipo de normas y regulaciones han incumplido”, subrayó Hong.

 

La expulsión, que se fraguaba desde hace unos tres meses, es la primera que se produce desde 1998, fecha en la que Pekín ordenó la salida inmediata del periodista japonés Yukihisa Nakatsu y de su colega alemán Juergen Kremb, acusados de conocer secretos de Estado.

 

Según el último informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF) sobre la libertad de prensa en 179 países, China se halla en el puesto 173 y es considerado uno de los principales regímenes depredadores de este derecho.