Bajo la premisa de que con el control aéreo se amplía su capacidad de reacción en operaciones contra la delincuencia y de apoyo a la población en casos de desastre, la Armada de México ha venido incrementando de manera importante su poder bélico aéreo.
Informes oficiales indican que durante el primer año de la administración de Felipe Calderón, la Secretaría de Marina gastó alrededor de 12 millones de dólares en la adquisición de 7 aeronaves de ala fija (aviones), básicamente para reconocimiento aéreo.
Empero, para 2011 la Armada invirtió unos 140 millones de dólares en la adquisición de unidades aeronavales de ala fija y ala móvil (helicópteros), entre los cuales destacan tres Black Hawk para operaciones de combate o seguridad, cuatro aviones CASA para transporte de tropas, un helicóptero ruso MI-17 para la erradicación de plantíos, tres Cougar de apoyo aéreo cercano y dos Lancair para entrenamiento y ataque ligero.
En total, en los cinco años de la administración de Calderón la Marina adquirió 33 aeronaves, 13 de ala fija y 20 de ala móvil. La inversión ascendió a casi 280 millones de dólares.
Además de esta flota de aeronaves, a partir del 1 de junio, la Armada de México pondrá en operación el primer avión no tripulado, con la misión de ampliar su capacidad de vigilancia aérea, tanto en situaciones de apoyo a la población ante desastres naturales como en operaciones contra el crimen organizado.
Esta nueva estrategia economizará casi al 100% sus operaciones aéreas y eliminará en su totalidad los riesgos para los marinos ante situaciones climatológicas adversas y ataques de grupos criminales contra aviones y helicópteros de la Secretaría de Marina.
Identificados como Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT), se trata de unidades operativas de Infantería de Marina para la recolección de video y fotografía en tiempo real. Tienen capacidad de efectuar vuelos diurnos y nocturnos y utilizan gasolina premium.